Reflexiones Político-Sociales; Mayo 2019.

28.05.2019 14:23

Reflexiones Político-Sociales; Mayo 2019.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

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                                 Una de las virtudes de llevar esta bitácora mes a mes, es poder observar las tendencias de los acontecimientos; y de la observación de esas tendencias dadas con suficiencia en el curso de los últimos cinco meses, no puede sino afirmarse un agravamiento constante de la situación económica, política, social y ambiental mundial, sin que, al momento, haya nada que pudiera parecer detener esa descomposición generalizada.

 

                                 Hemos hecho ver la crisis económica del capital sin capacidad ya de recuperación, que ha derivado necesariamente en una parálisis del mercado internacional y en la guerra comercial (y es en esta relación de causa-efecto y no al revés, como lo quieren hacer ver los medios de comunicación y analistas al servicio del capital, queriendo aparentar que si no hubiera guerra comercial, no habría la crisis del capital); y como bajo ninguna otra circunstancia, los estrategas del capital necesitan alejar a las masas de la conciencia de esos hechos, fomentando así acontecimientos diversionistas que las distraen y desvían de los reales objetivos de una lucha por sus verdaderos intereses.

 

                                 En su esencia, el conflicto bélico se crea como una necesidad para pretender resolver, en una supuesta nueva recomposición de los monopolios, la crisis generalizada del capital.  Tal solución fue posible en guerras anteriores dada la capacidad de recuperación económica del capital.  Hoy, perdida esa capacidad, de la guerra no puede surgir sino la condición revolucionaria para suplir el modo de producción capitalista (de la doctrina de los beneficios para el capital), por el modo de producción socialista (de la doctrina de los beneficios para la sociedad).  Los estrategas del capital lo saben, y hoy más que nunca requieren de políticas diversionistas para las masas propiciando su aturdimiento.

 

                                 En el orden mundial, el conservadurismo perdió en Venezuela, y con ello perdió allí el imperialismo de los EU, que no tuvo más, demencialmente, que volcarse directamente sobre China, Rusia e Irán simultáneamente, en un conflicto bélico que ha empezado por la lucha por el control militar de los Estrechos: Kerch, al Mar Azov; Ormuz, al Golfo Pérsico; Bab el Mandab, al Mar Rojo; Bering, al Ártico; Oresund, al Báltico; y desde el Canal de Yucatán hasta los Pasos de Anegada, Guadalupe, Dominica, Martinica, Santa Lucía y San Vicente, a los mares de las Antillas y el Caribe.  Así ha comenzado a traducirse la guerra comercial en militar.  En el último momento antes de publicar esta reflexión, EU ha cerrado el espacio aéreo de Venezuela, y ha retenido el paso de veinte buques con gasolina.  Un desenlace final bien puede preverse para junio.

 

                                 Ese sentido alrevesado de las cosas en donde apareciendo de un modo se hace lo contrario (acciones de “falsa bandera”) para generar confusión, es la principal estrategia del capital imperial para mantener a los pueblos bajo control.  Y así como en su momento fomentó y utilizó a Rigoberta Menchú y luego a Malala Yousafzai ahora lo hace con la jovencita con carita compungida y consternada de Greta Thumberg y su movimiento social juvenil ambientalista de <<Viernes “de Pinta” por el Futuro>>, en el que se responsabiliza a los adultos, la generación pasada, de no haber hecho algo por el ambiente, y con ello se elude el acusar directamente al sistema de producción capitalista, al que, cuando se le menciona, no se le ubica como un modo de producción caótico y depredador de la naturaleza en la medida que hace de ella mercancía y especulación en función de la ganancia máxima, sino como contexto social de “políticos irresponsables”.  Así, por toda su propuesta está el ingenuo y cándido mensaje de; “que los políticos tomen conciencia y ya hagan algo”.  Llegará el 2030, y todo continuará peor.

 

                                 En el caso de México, este ya no es sino el escenario de la descomposición moral e ideológica total y absoluta de la clase social burguesa, principalmente de su facción conservadora reaccionaria que, harta de riqueza, de poder, de impunidad, de privilegios, en su pérdida de la realidad, llegó, con las familias de los Salinas de Gortari, Vicente Foz, Miguel de la Madrid y de otros capitalistas de “alta alcurnia”, a las aberraciones de su oscuro mundo de fantasía, al crimen organizado de la trata de esclavas sexuales en una secta ocultista disfrazada (en la “falsa bandera”), de “empresa de autoayuda”, financiada con la simulación (en la “falsa bandera”), de una “organización pacifista” recaudadora de fondos; hoy investigadas por delincuencia organizada en los EU.

 

                                 Por ahora, la contradicción principal en México (no la histórica, sino la del momento), es una pugna interburguesa entre la facción burguesa conservadora en total y absoluta putrefacción (y ahí están sus cínicos voceros, “chayoteros” en  su argot, que no pudiendo negar el haber sido comprados en su conciencia por el poder y su puesta al servicio del saqueador, y no por unas cuantas monedas, sino por carretadas de millones de pesos, sólo les ha quedado decir que “ello no era ilegal”, cuando nadie ha cuestionado eso, sino el hecho mismo de su corrupta venta de conciencia); y, por otra parte, la facción burguesa democrática y progresista actualmente en el poder (que presume de “izquierda”, sólo porque tiene a su derecha a un conservadurismo más ultra), que hace omiso al proletariado y sólo mantiene expectantes a las masas.  Pero existe a la vez una contradicción interna en esa facción burguesa democrática y progresista que la hace ser ambigua, ambivalente, en donde por una parte la “Cuarta Transformación de la República” es una lucha contra la corrupción y descomposición a que por décadas llevó la facción conservadora, como por la soberanía nacional y solidaridad de los pueblos; pero, por otra parte, es la “contrarreforma juarista”, el abandono de la laicidad del Estado en nombre de la “tolerancia”, que cediendo el Palacio de Bellas Artes como la nueva y religiosa “Catedral de la Luz del Mundo”, en ceremonia litúrgica disfrazada de “Concierto” por el aniversario de su “Apóstol”, liturgia negada en el último momento por las autoridades del INBA que se “dieron a engaño”; no obstante la presencia de representantes del Congreso -muy laicos, pero “tolerantes”-, para otorgar reconocimientos oficiales en una ceremonia “engalardonada” con la Orquesta Sinfónica de la Secretaría de Marina.  En sus proporciones, en sus circunstancias, así como ahora, ya desde el siglo IV se preparó con Justiniano -muy “laico” (pagano), pero “tolerante”-, la anterior Edad Oscurantista.  Para nuestra personal referencia, a partir de aquí, podemos decir que ya formalmente ha dado comienzo la nueva Edad Oscurantista, al ceder México, último baluarte, al poder del clero.

 

                                 Cómo, pues, no criticar al nuevo régimen; pero cómo no hacerle el juego a la burguesía conservadora con ello.  Y, a la vez, cómo defender lo indefendible.  Por lo tanto, en la posición proletaria, no queda más que esperar a que esas contradicciones se transformen en una más aguda lucha de clases sociales.  Y tan lejos como está de este escenario la clase social proletaria, su ideología y su proyecto económico-social, así lo está una verdadera emancipación social; y en esta razón inversa, lo que hoy se prefigura borrosamente ya a pocas décadas (en un reciente informe mismo de la ONU, para el año 2050), es un caos social a nivel de crisis de extinción de la especie humana.

 

                                 Y aún hay algo más para complicar el momento histórico actual: el final reconocimiento del gobierno de los EU, de la existencia de los “Objetos Voladores No Identificados” (OVNI), y de que todo este tiempo (unos 75 años), los ha tenido en investigación.  Declaración que no es sino un paso más en el proceso paulatino que ha llevado décadas, para dar a conocer a la sociedad que coexistimos con otra civilización inteligente (si no es que con varias).  Asunto que dejaremos para comentar más ampliamente en la reflexión de junio.