Reflexiones Político-Sociales; Marzo 2019. 2) Ultima semana: un mes histórico.

01.04.2019 14:50

Reflexiones Político-Sociales; Marzo 2019.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

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  1. Ultima semana: un mes histórico.

 

                                 Finalmente, al cerrarse el mes de marzo, nos es más que evidente la posición orquestada del conservadurismo, que ha sometido ya a un alineamiento a los medios de comunicación e intelectualidad, que presumiendo de “democrática” y “progresista”, convertida ahora en su contrario, se ha venido sumando a una campaña de crítica y rechazo al nuevo régimen.  Y un desmedido incremento de la violencia, bien prefigura ya una campaña de sabotaje terrorista.  La reacción, incluso en toda América Latina, es tan feroz, que esa renovada “Doctrina Monroe” de cerrazón macartista, bien puede ser ya la señal de esa grave crisis prevista del capital.

 

                                 Ejemplo de lo anterior bien lo es la polémica suscitada con el correcto reclamo del Estado mexicano a la monarquía española, de pedir perdón histórico por los agravios a los pueblos originarios de América Latina por la guerra de conquista.  Ahí se reveló, en la misma arrogante actitud de hace 500 años, esa monarquía medieval aún reinante en España, negándose drásticamente a ceder a una moral y lógica actitud de reconciliación en miras del V Centenario de la Guerra de Conquista, que España “celebra”, pero que a América Latina ofende.  Ante la negativa, obviamente, AMLO ha declinado a participar en tan desigual conmemoración con España.

 

                                 En 1992, en el “V Centenario del Descubrimiento de América” (descubrimiento, desde luego, para ellos), de pronto “nos dimos cuenta” que las etnias americanas originales aún existían; y a su reclamo, ese evento histórico científico de la hazaña de Colón, ya no se celebró como se esperaba.  Ahora viene el “V Centenario de la Guerra de Conquista Española en Mesoamérica, de 1519-1521” (del desembarco de Hernán Cortés y la primera batalla en Centla, Tab; a la caída de Tenochtitlan).  Y si en el hecho científico, aún no distinguido como tal, hubo un natural reclamo, en el hecho político bélico, no podía ser de otro modo.  El deber moral de los pueblos de América Latina, a la luz de la civilidad actual, es hacer la digna solicitud de ese perdón.  La monarquía española debe pedir perdón histórico.

 

                                 Nada de extraño hay en ello, no es esa digna petición lo que sorprende.  Lo verdaderamente desconcertante es la profunda ignorancia y el servilismo de súbditos colonizados de virreinato, de esos medios de comunicación social y de una “intelectualidad” que hasta hace poco se hacía pasar por “democrática y “progresista”, pero que ahora se ha convertido en su contrario: en una mediocre reacción conservadora, que por ello, cayendo en un culto a la crítica por sistema al poder, incurre en una abyecta ignorancia en la que se suma a la monarquía imperialista de otros tiempos en la ofensa a los pueblos originarios de América Laina, en sus afanes de desarticular la propia identidad, condición de necesidad para nuestra propia emancipación social.  Sólo un comunicador merece reconocimiento: Javier Solórzano, a cargo del noticiario del Canal 11 del IPN, que con discreción, hizo ver que esa solicitudes semejantes a la de AMLO se han satisfecho en una decena de otros casos en lo que los Estados actuales, asumiendo una civil y moral responsabilidad histórica, han pedido perdón por los agravios pasados a otros pueblos, no sólo reconciliándose con ellos y con quien con consciencia social y moral compartimos un destino humano, sino consigo mismos.

 

                                 Cómo no sentir un desconcierto hasta lo desgarrador, cuando lo mismo un reaccionario “premio Novel”; de origen peruano pero nacionalizado español, de origen republicano pero por propia convicción monárquico, de origen conservador pero por conciencia propia ahora súbdito de la monarquía; que una dirigente de los pueblos originarios, pasando por toda esa intelectualidad burguesa conservadora y medios de comunicación consortes del imperio; justificando su inconciencia y su ignorancia desviando el punto esencial de discusión, reclamando a AMLO <<la pobreza de México, en vez de buscar las disculpas del “rey”>> (con ese lenguaje que suena a cuentos medievales).  ¿Qué tiene qué ver la pobreza de México con las disculpas del rey?  En todo caso, primero, en la solución de esa misma pobreza no resuelta por regímenes conservadores pasados es que está ahora AMLO; y, segundo, de cualquier manera, eso qué tiene qué ver con el digno reclamo en nombre de la civilidad de cinco siglos después (tiempo suficiente supuestamente para ello), así como de la moralidad de los derechos humanos universales, para la conciliación.  En lugar de, sofísticamente, eludir el problema descentrando el punto de discusión, lo que debe cuestionarse es, qué hay de incorrecto o indebido en esa solicitud; qué hay en ello, para ambas partes, de no-civilizado, de no-moral, de no-digno, de no-lógico.  Cómo es que, buscando la conciliación, se resalta la enemistad, la arrogancia, el despotismo, el racismo, la discriminación, la indiferencia y la omisión, a favor de la celebración de la monarquía allá, de lo mismo que ofende acá.

 

                                 Cómo es que esa intelectualidad burguesa conservadora, crítica por sistema, incluso de supuestos profesionales de la historia, desvían el punto de discusión con una tergiversación embustera de la historia, y lo reducen a la “traición” de los tlaxcaltcas, desconociendo quienes fueron tanto Xicotencatl el Viejo (el Cacique de Tlaxcala), y qué hizo; como quién fue, sobre todo, Xicotencatl el Jóven, hijo de aquel, guerrero notable hasta el fin en contra de los españoles, y sólo tras cuya muerte (y aún después del intento conspirativo de Cholula), vino la sumisión generalizada quedando ya sólo la resistencia de los Mexicas.

 

                                 Cómo no reconocer la desigualdad, y en esa desigualdad la injusticia, el abuso, la esclavización en forma de encomienda (1524), y repartimiento (1549), y el desprecio racista de los que, hasta 1507, fueron confundidos con los “indios transgangéticos” (los pueblos del Este y Sureste de Asia), y por ello inicialmente llamados “indios”; pero que a partir de 1522 (con la expedición ya fija de Magallanes al Asia), ese concepto de “indio” para el que ya se sabía que no era tal, era para despojarlo de su propia identidad y reducirlo en esclavitud.  Con la condición de “indio”, el nativo que sentía en ello el desprecio comenzó a ser ofendido e insultado en su dignidad humana; tratado como un “animal parlante”, como un “ser sin alma”.  Cómo, pues, sentir “orgullo de ser indio” o “indígena” (de “origen indio”), cuando el verdadero origen es otro, cuando e verdadero nombre e identidad es otro.  Eso es pues el conservadurismo, retrógrada y oscurantista.

 

                                 Queda el punto de la Reforma Educativa, en donde los medios de comunicación dicen que el “bueno” es el gobierno, pero porque no ha modificado una coma al proyecto neoliberal, y el “malo” es la CNTE-Secc.22 “de siempre”; y el gobierno dice que no es el bueno por ello sino porque abrogó totalmente aquella reforma, que la CNTE-Secc.22 dice que no es así y que el verdadero “malo” son los medios de comunicación que todo lo enredan; y total, que es un verdadero desma…, desm…, des…, des…, “desarticulamiento” de toda racionalidad (lo dejaremos “pa’después”, junto con el problema de los apagones: hidrológico, eléctrico, y cibernético).

 

                                 Terminó el “momento de triunfo” para AMLO y su régimen; ahora va a comenzar la etapa de la lucha social que necesariamente se irá agudizando cada vez más: por el conservadurismo, haciendo el caos y luchando por mantener al país en el subdesarrollo conforme a los intereses del capital imperialista; y por el régimen popular de reforma progresista, impulsando las condiciones para “imposibilitar el volver al pasado” y generar el orden y bienestar social.