Reflexiones Político-Sociales; Febrero 2019.

23.02.2019 13:38

Reflexiones Político-Sociales; Febrero 2019.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

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                                 En la reflexión de enero, en lo que se empezaba a acumular la lista de hechos noticiosos a nuestro juicio relevantes al análisis político-social, establecimos las bases generales del análisis dialéctico materialista como fundamento de interpretación, y durante febrero, aparte de seguir acumulando los hechos, los empezamos a trabajar en un análisis de relación causal.  Desde enero a la fecha acumulamos ya una relación de casi medio centenar de hechos internacionales (y otro tanto de nacionales), y del conjunto de ellos hemos podido elaborar cuatro hipótesis acerca de la situación internacional.  El método consiste en que se da un hecho y para su explicación posible se establece una hipótesis; luego otro hecho y si es el caso, otra hipótesis (si no la misma), pero la mayoría de esos hechos van respondiendo a las hipótesis ya dadas, y de ahí que no sólo puedan elaborarse pocas hipótesis, sino que éstas, al final, no son  sino distintas expresiones de una misma posibilidad resumida, y va apareciendo así una explicación o un conjunto limitado de causas posibles.

 

                                 Así, todos los hechos geopolíticos del momento giran en torno a Venezuela, y por las hipótesis en proceso, Venezuela parece estar siendo el detonante de una nueva etapa en el actual conflicto armado internacional, hasta ahora, que puede calificarse como de “baja intensidad” (en general, porque para el lugar de los acontecimientos es la catástrofe), con foco en Siria y una manifestación de las más importantes entre Ucrania y Rusia en el Estrecho de Kerch al Mar Azov; pero amenazando en convertir al conflicto armado internacional en una “guerra de mediana intensidad”, ahora no sólo centrada en América Latina, sino “mediana intensidad” por la cual debemos entender con exterminio de población (que tanto preocupa y espanta al capital), y destrucción de bienes materiales para propiciar la inversión de capital y reactivar la economía.

 

                                 En otra ocasión (artículos en Facebook 2014-2017), hemos analizado las características del nuevo centro geopolítico internacional, que hemos definido en la región que geográficamente va del Istmo de Tehuantepec al Canal de Panamá, teniendo por objetivo el control del comercio entre Asia y Europa, como, particularmente entre China y los puertos orientales de América del Sur (donde el petróleo de Venezuela es sólo uno de esos elementos del comercio), y desde el gobierno populista de izquierda de Maduro en Venezuela es un obstáculo a los intereses al capital estadounidense, y pretexto suficiente para, desde Puerto Rico y República Dominicana, desencadenar una guerra generalizada en la zona, con reflejo en la región de Crimea entre Ucrania y Rusia.

 

 

                                 La reciente situación política ha creado una nueva y muy clara polaridad internacional de un mundo capitalista único.  Esa polaridad representa la contradicción principal y más general en el siendo del capitalismo actual; pero dentro de ella se mueven otras contradicciones particulares, principalmente la dada en el seno de uno de los polos de la contradicción general, el cual alberga a los grandes monopolios capitalista internacionales (la contradicción de interés entre el capital de EU y el de la UE).

 

                                 El capital mundial no está ya en posibilidad de recuperar por sus propias capacidades de producción y consumo, y su solución última, y hoy con mayor razón que antes, es, por un lado, el volver al “proteccionismo” (detener la socialización internacional del capital), y la ideología nacionalista (crear mezquindad, racismo), y por otro, propiciar la guerra (destruir, para volver a invertir en la reconstrucción).

 

                                 De unos veinte hechos internacionales registrados en enero, vistos de conjunto, se centran en dos conflictos: 1) EU-OTAN contra Rusia (conflicto en Crimea); y, 2) Venezuela.  Y de otros veinte hechos recogidos en febrero, casi todo se centra en; 1) Venezuela; y, 2) la denuncia de “Rusia Today” (RT), de una campaña macartista promovida la agencia noticiosa CNN y por la red social Facebook.  Todo ello, de conjunto, habla de una extremización a la “derecha” ultraintolerante al menor avance de democratización social; y ello agudizará la contradicción social histórica principal entre el capital y el trabajo, entre la burguesía y el proletariado, y no sólo por ello en esencia, es que los analistas del grupo de físicos atómicos del llamado “Reloj del Fin del Mundo” (una opinión entre una multiplicidad de otros analistas), que sólo en 1953 con motivo de la invención de la “Bomba H” (bomba de hidrógeno) al final de la Guerra de Corea, se puso en dos minutos para la hora (la “media noche”); incluso en la “crisis de los misiles” de Cuba en 1962 apenas estuvo a los “tres minutos”; y desde el pasado 24 de enero, lo volvieron a ajustar en “dos minutos para la media noche” luego de un avance continuo decreciente durante el último “cuarto de hora” desde 1991hasta hoy, que alcanza uno de sus puntos históricos más bajos.

 

                                 Entre tanto, si bien México no puede estar ajeno a esa situación política internacional, y menos aún, cuando es centro geopolítico mismo, hemos querido dejar aparte su inclusión en el análisis, dada la complejidad de su función, siendo conveniente, por lo mismo, analizar primero más en detalle su situación política-social propia.

 

                                 Hemos visto que el gobierno actual de México, un gobierno populista moderado, de una derecha democrático-progresista (que no es el populismo de izquierda de Chávez o Maduro, y ni siquiera de Da Silva o Ruseff; y ni siquiera de izquierda moderada al nivel de Menem o los Krichner, de Tabaré Vázquez o Rafael Correa), que no es ni siquiera de un populismo de izquierda de un gobierno al que desea emular, como lo fu el de Lázaro Cárdenas; en mucho, porque “como están los tiempos” de reflujo democrático, no se está para ello; se enfrenta, aún así, a una burguesía ultraconservadora a la que sin importarle la agudización social de la contradicción histórica que tarde o temprano pudiera hacer estallar al país, no cede para revertir la desigualdad social y aminorar los riesgos de lo que se deriva por la simple necesidad.  De este modo, este gobierno populista democrático-progresista de derecha, por un lado ha chocado con el movimiento sindical democrático de magisterio, y por otro lado, se esta apoyando en la dirección sindical de un Napoleón Gómez Urrutia para la reorganización del movimiento obrero en lo que no es sino una reedición del control corporativo del antiguo régimen.  Desde el punto de vista de los intereses de clase proletaria y futuros objetivos socialistas, ello constituye no sólo un estancamiento en el movimiento social democratizador, sino, en cierto modo, un retroceso; pero, a su vez, siendo ello respecto de las condiciones político-sociales objetivas del dominio y el miedo irracional de una derecha oscurantista, ello significa un cambio y un avance (así de extremo es el conservadurismo tenido como referencia).  Esta es la característica político-social respecto del gobierno actual desde una posición de clase social proletaria.

 

                                 De ahí las paradojas como la de que su propuesta de “Guardia Nacional” es correcta en una necesidad elemental de gobierno, es la necesidad del énfasis de la “dictadura burguesa” dadas las condiciones de violencia del crimen organizado, que no siendo la “dictadura burguesa” conservadora que gustosa aprobó el inconfesable autogolpe de Estado legislativo de Enrique Peña Nieto del 30 de noviembre de 2017 que le dio plenos poderes con la militarización del país bajo el pretexto de la “Ley de Seguridad Interior” (luego derogada “por inconstitucional” por la “Suprema Corta de Injusticia”, justo unos días antes de la Toma de Protesta de AMLO), ahora se muestra temerosa incluso, de la “dictadura burguesa” del gobierno populista de AMLO; pero que, ciertamente, en esa paradoja, para éstos, no es para menos.

 

                                 No es lo mismo la dictadura en manos del proletariado (como con Lenin), que en manos de la burguesía (como con Hitler); y aún así, no es lo mismo la “dictadura burguesa” en manos del conservadurismo (como con Fujimori en Perú), que en manos del movimiento populista democrático y progresista de izquierda moderada (como el de Rafael Correa en Ecuador); y más aún, no es lo mismo esa “dictadura burguesa” en manos del movimiento populista de izquierda (como en Venezuela con Maduro), que en manos del movimiento populista moderado, democrático y progresista, pero de derecha (como en México con AMLO).  Pero como se ha dicho, dado el extremo de la descomposición social capitalista, “no hay de otra”.  De ahí que, desde el punto de vista proletario, si la “Guardia Nacional” se aprobaba, bien, era necesario; pero si no, también, cuando esa “dictadura” no es la de nuestra propia clase social proletaria.  Y el resultado fue una jugada maestra de AMLO en la que “no se aprobó” su propuesta, pero acabó siendo lo que él quería, y con el apoyo unánime…, y estuvo bien.

 

                                 Y, finalmente, de la “dictadura burguesa del conservadurismo” de los PRIvatizadores gachos”; o peor aún, de los “PRDuches fachos”, y ya no se diga de los “PANuchos mochos” o de los “movidosos ciudadanos” y otros comparsas de “franquiciatarios del poder”; pues, “no habiendo de otra”, la “dictadura burguesa” populista, democrática y progresista, hasta resulta revolucionaria.  Y a ello nos referiremos en el próximo artículo teorizando sobre la “Cuarta República” respecto de ese conservadurismo que ahora en la reacción ha empezado a agruparse a iniciativa al parecer, de Agustín Basave, el que envió a los “PRDuches fachos” a la alianza con reacción; con el historiador Héctor Aguilar Camín, que de las leyes del fenómeno de la historia no entiende nada, en su “Nocturno” cae en un pesimismo extremo no pudiendo ver en el actual régimen la solución a su tristeza; y, entre otros, con el excanciller con Fox, el anticomunista Castañeda.  Y van apenas tres meses de gobierno.  En el curso de los próximos 60 meses, ya tendrán tiempo para convertirse en lo que ahora es la burguesía conservadora venezolana: una reacción colaboracionista con el imperio en la invasión a su propio país y golpista.