Reflexión Político-Social, Noviembre 2019. III Parte. La lucha de hoy, es por el mañana.

03.12.2019 15:53

Reflexión Político-Social, Noviembre 2019.

III Parte. La lucha de hoy, es por el mañana.

Luis Ignacio Hernández Iriberri

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    III Parte. La lucha de hoy, es por el mañana.

 

                                  Hubiéramos querido tener un poco más de tiempo para poder analizar detenidamente esta situación esencial que se viene en América Latina, resultante de la combinación de, por lo menos, cuatro influencias notables: 1) la naturaleza dualista (de lo físico y metafísico, siendo las dos cosas consideradas igualmente reales a la vez; así como de un pensar científico, así sea positivista, y religioso al mismo tiempo), en el pensar latinoamericano en un idealismo subjetivo natural desde sus orígenes; 2) en función de lo anterior, la particular incidencia que han tomado aquí las filosofías revisionistas del marxismo y el idealismo subjetivo desde los años treinta a la fecha; 3) el populismo, bien aceptado por los pueblos de América Latina, a su vez, desde los años treinta, reproductor del ancestral cacicazgo y afín al pensamiento dualista en el que la responsabilidad se deposita así, ya en los espíritus como en el líder carismático; y, 4) finalmente, de fines de los años ochenta, un proyecto de Fidel Castro para la organización de la izquierda en América Latina, que aparece al inicio de los noventa, en el llamado “Foro de Sao Paulo”, para el que Castro pudo haber tenido las mejores intenciones para la lucha proletaria, pero la materia prima para ello, la “izquierda” en América Latina, es de una pobreza y alienación ideológica tal, que la hace ser realmente de derecha, tal que quizá la “II Internacional” fuese más avanzada.  Evidentemente, o Fidel Castro no tomó en cuanta ninguno de los tres puntos anteriores ni la pobreza ideológica de la “izquierda” hasta ser de real derecha; o, no obstante ello, la promovió para que esa organización latinoamericana hubiese de contribuir a la agudización de las contradicciones interburguesas, siéndole esa organización al mismo tiempo necesaria para darse una cobertura ante el acoso del imperialismo.

 

                                 Como quiera que fuese, a treinta años de surgido el “Foro de Sao Paulo”*, en veinte de los cuales ya han logrado ocupar posiciones de gobierno, por más “Partidos Comunistas” u “organizaciones marxistas” que haya en su seno como miembros, antes que realizar el “análisis concreto de la realidad concreta” y aplicar la esencia del marxismo con la aplicación de la dialéctica materialista como método, lo cual han ignorado siempre, aún se debaten en los dogmatismo sectarios de los años setenta del traslado mecánico de las experiencias de la aplicación del marxismo en otros lugares y momentos históricos distintos, y no de la aplicación de una dialéctica materialista al lugar y momento histórico propio concreto, en el “marxismo a lo Stalin”, o del “marxismo a lo Trotsky”, o del “marxismo a lo Mao”, que limitan sus acuerdos de principios, con los resultados que están a la vista: en interés, no de Cuba si bien ello algo totalmente válido, sino del proletariado latinoamericano, dicho Foro, en mucho asunto de politiqueros y no del proletariado como clase social, sólo ha servido para decantar históricamente al desideologizado revisionismo colaboracionista acomodaticio que ha arribado al poder, ciertamente con el logro de beneficios populares, democratizadores, aun cuando de una democracia liberal burguesa en un “capitalismo bueno”, sin proponerse el objetivo real de una democracia popular.  Infinitamente lejos este revisionismo de la lucha de principios verdaderamente proletarios y comunistas (lo que evidentemente no se proponen, pero engañosamente asumiéndose de “izquierda” quieren aparentarlo); de modo que la nuestra no es una posición “purista”, sino sólo una posición no politiquera; es decir, una posición filosófico-ideológica de principios susceptible de integrarse, por ejemplo, si fuese organizada, al “Foro de Sao Paulo” y negociar en el avance de la lucha democrática, sin revisionismos que desarman al proletariado en sus luchas por transformar la realidad.

 

                                 Aquí es donde cabe recuperar aquel pasaje de Engels en su carta a Sorge (1874) a la renuncia de éste a la I Internacional (1864-1876) acosada por el anarquismo bakuninista, dos años antes de que ésta se disolviera: “La Internacional, que durante diez años ha dominado una parte de la historia europea -precisamente aquella parte en que reside el futuro, puede contemplar orgullosa la labor realizada.  Pero la Internacional ha caducado en su vieja forma.  Para crear una nueva Internacional a semejanza de la vieja, para crear una alianza de todos los partidos proletarios, sería necesario que se produjese una represión general del movimiento obrero análoga a la de los años 1849-1864.  Pero el mundo proletario es ahora demasiado grande, demasiado extenso para que eso sea posible**.  Estimo que la nueva Internacional será -después de que las obras de Marx hayan ejercido su influencia durante una serie de años- una Internacional netamente comunista y proclamará unos principios que serán precisamente los nuestros…”[1].

 

                                 Por esos subrayados ha de entenderse que se lucha hoy por el futuro, por eso son necesarios los principios (de otro modo es politiquería acomodaticia); la nueva Internacional, o en su proporción lo semejante como lo es el “Foro de Sao Paulo”, ha de ser de partidos proletarios, y, no obstante nuestro subjetivismo en este punto, eso no parece ser el caso en este Foro en el poco más del centenar de sus afiliados; la condición esencial, dice Engels, es la asimilación y aplicación del marxismo (el materialismo dialéctico, la esencia de Marx), y justo ello es lo que está total y absolutamente ajeno, no como consecuencia de un repliegue y “adecuaciones tácticas”, sino dado un largo proceso de desideologización revisionista, que hace que esa lucha no sea netamente comunista; es decir, el “Foro de Sao Paulo”, tal como es, puede ser una necesidad histórica, pero no es aún, dicho con Engels, “la parte en que reside el futuro”; es, dicho en paráfrasis con el “Ché” Guevara, un “presente de lucha”, pero en el cual y por el cual, “el futuro aún no es nuestro”.  De ahí que nuestra posición no es política (de lo colectivo y organizado; práctico), sino filosófico-ideológico (de lo individual, y teórico).

 

 


*        Lapso en el cual nosotros ya habíamos abandonado la militancia política (1980), y nos mantuvimos total y absolutamente ajenos a ello hasta 2013 en que una arbitrariedad del Estado nos devolvió al escenario.  Sin saber nosotros, en esencia, del “Foro de Sao Paulo”, fuimos invitados por el PCMML a la reunión del Foro en México en 2009, lo cual denegamos; a pesar de que ahí nos hubiéramos encontrado con un buen compañero que asistía como delegado, al que conocimos en algún Congreso Latinoamericano de Historia de la Ciencia; sino porque intuíamos de tal organización la función revisionista, e inútil, a nuestra vista en ese momento.

**      Nota a Engels: Y no obstante, cincuenta años después estalló la I Guerra Mundial (1914-1918), y tras ella apareció la III Internacional, o Internacional Comunista.

[1]        Marx-Engel; Marx-Engels, Cartas.  Engels a Sorge, 1874; Obras Escogidas en dos tomos, Tomo II; Editorial Progreso; Moscú, 1971; p.479 (subrayados y nota a Engels nuestros).