Política Económica Internacional. Producción Comercial y Globalización (3/)

13.10.2015 14:39

“Política Económica Internacional”.

Producción Comercial y Globalización (3/).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

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13 oct 15.

 

                                               La tendencia a la “globalización” se planteó ya por Marx desde mediados del siglo XIX, como un proceso que llevaría cada vez más al desbordamiento de las fronteras nacionales por el capital monopólico de los consorcios mundiales, en lo que Marx y Engels denominaron como “Internacionalismo”, una internacionalización del capital que llevaría consigo, a su vez, un internacionalismo proletario.

 

                                               En este proceso conocido también como “trasnacionalización” del capital, luego de la II Guerra mundial, adquirió particular intensidad en las necesidades del comercio en cuanto a los aranceles y aduanas, fundándose para esas negociaciones el “Acuerdo General para Aranceles y Comercio” (GATT), en 1947.  Su problema esencial ha sido, pues, la mediación entre dos opuestos contradictorios: las crecientes necesidades de esa internacionalización del capital en competencia, y las restricciones impuestas en medidas proteccionistas mediante los llamados aranceles o tarifas para el oficial otorgamiento de aduanas y derechos de comercio.

 

 

                                               La llamada “Guerra Fría” (1953-1996), favoreció los interese nacionales proteccionistas, pero en las reuniones del GATT en 1986, tuvo lugar la conocida como “Ronda de Uruguay”, reuniones a lo largo de varios años, de las cuales saldría el acuerdo de la transformación del GATT en la actual “Organización Mundial del Comercio” (OMC), finalmente concretada casi una década después, en 1993, y puesta en marcha en 1995.

 

                                               Fue de la OMC que se dieron las pláticas que culminarían con las firmas de los Tratados de Libre Comercio tanto para América del Norte (TLCAN); como para la Unión Europea (Tratado de Maastritch); y el Tratado de Asia-Pacífico (APEC), centrado en Japón, a partir de 1994.

 

                                               Tres economías predominantes hegemonizaron cada tratado: Estados Unidos, en el TLCAN; la Unión Europea en el Tratado de Maastritch; y Japón en el Tratado de Asia Pacífico; y rotas en buena medida las restricciones proteccionistas (para México en el 80% de sus productos), la competencia se dio entre ellos, derivando, literalmente dicho, en una guerra comercial.  El despliegue del Tratado de la Unión Europea se obstaculizó con la Guerra de los Balcanes (1991-1999); el despliegue del TLCAN, se obstruyó con el levantamiento armado en México, del “Ejército Zapatista de Liberación Nacional” (EZLN), en el mismo momento de la puesta en marcha del Tratado; y el Tratado de Asia-Pacífico, prácticamente será destruido con la crisis económica en Japón de 1997.  Con todo, los países hegemónicos han hecho dichos tratados completamente desiguales (la llamada inequidad Norte-Sur), dejando, por años, a que se dirimieran en las instancias legales, una gran cantidad de medidas proteccionistas.  A 20 años, dichos tratados se han considerado ya insuficientes, y muy recientemente se ha firmado por 12 países de la región, excluyendo a China, el “Pacto Comercial del Pacífico” (TPP), 2015.

 

                                               Al final, los proyectos de comercio dados en los tratados antes mencionados, se vieron rebasados por el desarrollo económico capitalista de China, que en 1996 había modificado su Constitución, para abrirse a la economía capitalista en su zona portuaria del Pacífico, a tal punto que hacia el 2015, había venido siendo considerada ya como la primer potencia económica mundial, empezando a desplazar a los Estados Unidos.  Hoy, el TPP que excluye a China, devuelve la hegemonía mundial (en lo que el “hechizo” “Estado Islámico”, devasta Medio Oriente, repercutiendo en la Unión Europea.  Así, por último, la guerra comercial iniciada desde 1994, amenaza en transformarse en guerra armada, ante la parálisis económica del capital internacional, que muchos analista remiten a la crisis económica de 2008, pero que, por lo menos, se hace ya evidente a partir de 2014.