Política Económica Internacional. Método de la Economía Política (2/)

10.10.2015 14:53

“Política Económica Internacional”.

Método de la Economía Política (2/).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

https://dimensionalidad.webnode.mx/

07 oct 15.

 

                                               Difícil se hace el estudio de la economía y sus políticas y más aún en el plano internacional, sin un método, y éste es, por excelencia, el método de la economía política, como la dialéctica materialista aplicada al estudio de las relaciones económicas en la objetividad del análisis histórico y la teoría dada en el contenido de sus categorías fundamentales: modo de producción, formación económico-social, modelo económico relaciones económico-sociales de producción, medios de producción social, elementos de producción, fuerza productiva, mercancía, valor de uso, valor de cambio, trabajo concreto, trabajo abstracto, precio, tiempo de trabajo socialmente necesario, etc.  Mediante ello se trata de descubrir, en un proceso objetivo de abstracción, por debajo de lo empíricamente dado a los órganos de los sentidos, las relaciones esenciales de los fenómenos económicos.

 

                                               Los fenómenos o relaciones económicas en el “mundo globalizado”, no se pueden entender en su esencia, si ese neoliberalismo se ve aislado y no como un modelo económico, entre otros varios, en una etapa dada del desarrollo del capitalismo (el imperialismo económico), y esta etapa, entre otras, como una etapa más de todo el modo de producción capitalista; pues este modelo económico no es fortuito, sino consecuencia directa del desarrollo del capitalismo sujeta a ciertas leyes.

 

                                               El modo de producción capitalista mismo (una manera en que la sociedad se organiza para producir sus bienes materiales), a su vez, no puede entenderse en sus leyes esenciales, si no se le distingue entre otros modos de producción social, y de cómo surge, necesariamente, de uno de ellos, el modo de producción feudal, y, por lo tanto, de cómo su propia evolución habrá de dar lugar, necesariamente, a otro modo de producción: el modo de producción socialista (y éste en las condiciones históricas de cada país, como transición al comunismo).

 

                                               El concepto de “competencia”, está en el centro de la vida del capitalismo, y por lo mismo, a lo largo de todo este curso académico; es este concepto pues, categoría fundamental, en particular, del modelo económico neoliberal.  Cuando se le examina en particular y se le ve plagado de contradicciones (como el hecho de entenderla por los teóricos del capitalismo, en términos de una “competencia perfecta”, lo cual no sino un supuesto teórico de una situación ideal que nunca se da; o la contradicción esencial, dada en el hecho de que el monopolio que pretende eliminar, se fortalece, y éstos se convierten en negación de toda competencia; a la vez que tales monopolios, representan la más elevada socialización del trabajo y la producción en el orden capitalista), estas no se comprenderían, y menos aún se resolverían, si esa “competencia” no se ve inmersa en la lógica del régimen capitalista, que ha agotado todas sus capacidades, para resolver los problemas de la sociedad.

 

                                               Se trata, pues, no sólo de comprender la política económica capitalista por lo que la política económica capitalista es, sino, a su vez, por aquello por lo que esa política económica capitalista no se realiza en sus supuestos teóricos.

 

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                                               El capitalismo, como todo modo de producción económico-social, nace en un momento dado de la historia, se desarrolla con apego a ciertas leyes de las relaciones de producción (la relación capital-trabajo), y la evolución misma de las fuerzas productivas determinada por las mismas transformaciones de los instrumentos de producción, que van generando una capacidad cada vez mayor de las fuerzas productivas, aumentando la productividad y estimulando esa categoría clave del capitalismo: la competencia; con lo cual, van cambiando así las relaciones de producción mismas, entrando cada vez más en contradicción, hasta que ellas determinan la transformación completa del capitalismo en un nuevo modo de producción económico-social.

 

                                               La competencia está vinculada directamente con la productividad, es decir, con la cantidad de producción en lo que se denomina como trabajo concreto, lograda en un tiempo determinado: P = tc/t (productividad, es igual a la cantidad de trabajo concreto en un tiempo determinado).

 

                                               Así, será tanto más competitivo, aquel que produzca más en el menor tiempo.  Ello, a su vez, implicará el perfeccionamiento y rendimiento constante de los instrumentos de producción, y justo con ello, la capacitación de la fuerza de trabajo.

 

                                               Finalmente, la productividad social, como el tiempo de trabajo socialmente necesario para elaborar un producto (mismo con lo que se determina el valor de cambio y el precio como su expresión monetaria), se hacen equivalentes, de modo que, a un menor tiempo de trabajo socialmente necesario, una mayor productividad, y, en consecuencia, una mayor competitividad.

 

                                               En el capitalismo, la competencia (entendida no sólo por la idea de “lo que le es propio”, sino por la idea de “la superación del otro”), no sólo genera caos en la producción, sobreproducción y crisis económica; sino el individuo se ve inmerso en un campo de valores de egoísmo y mezquindad, determinado no tanto por la superación propia, como por la necesidad de superación del otro; provocando un proceso de anulación de las potencialidades y creatividad reales del mismo individuo, como de aquel con ánimo empresarial; e incluso del obrero, constreñido a la mediocridad y rutina fabril.  El capitalismo anula así, el potencial de las fuerzas productivas y de las necesidades sociales, haciendo necesaria la sustitución del viejo modo de producción, por uno nuevo.