Política Económica Internacional. Introducción (1/)
“Política Económica Internacional”.
Introducción (1/).
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
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2 oct 15.
La política económica es la administración y dirección de todo lo que involucra la producción: la propiedad, las relaciones sociales de producción, la disponibilidad de medios y elementos de producción, el mercado, el comercio, etc., en todo lo relativo a la economía; como la consideración de los aspectos sociales en la contradicción de los intereses de las clases sociales.
La organización y dirección de todo ello en el ámbito internacional, altamente complejo, es, pues, de lo que trata esta temática. Ese ámbito internacional implica considerar, además, la política económica entre los diferentes Estados, no sólo entre distintos niveles de desarrollo, sino representando diversos intereses de clases sociales (de un capitalismo dependiente, de un capitalismo proimperialista, de un capitalismo competitivo, o de un capitalismo nacionalista y proteccionista; como de posibles Estados en transición con políticas económicas no-capitalistas, sino de democracia popular e incluso declaradamente socialistas).
Aspectos esenciales a considerar en la política económica actualmente dominante (el capitalismo), son: 1) el comercio, y 2) el mercado; ello define al capitalismo, sin ello la economía capitalista misma no podría existir. Pero ello enfrenta dos problemas fundamentales: a) la “competencia perfecta”, como el supuesto de la competencia capitalista (con lo que teóricamente implica en mejoramiento de precios al consumidor y el ofrecimiento de calidad en los productos, pero en el interés de la “ganancia máxima” con la productividad, ampliación de la producción y el monopolio; que niega el supuesto de la misma libre competencia; rapaz de la pequeña empresa); y b) las políticas proteccionistas, negación, por definición, de la libre competencia.
La competencia (que los teóricos burgueses llaman la “competencia perfecta”, como un supuesto teórico ideal de libre producción, compra y venta de cualquier grado de capital), es en realidad la lucha entre los grandes consorcios monopólicos (incluso hoy en día internacionales), que supuestamente el modelo neoliberal debe tratar de evitar.
El proteccionismo, por su parte, se refiere a una serie de medidas tomadas por un Estado, para que su propia producción en desventaja competitiva, no se vea dañada en esa lucha de comercio y de mercado. Ello es lo que ocasionó que la “libre competencia” para todo productor o comerciante, sea una ficción.
Tales políticas proteccionistas se operan tanto para el mercado exterior, como para el mercado interno, e implican, siempre, prácticas regulatorias desde el Estado.
Evidentemente, en esto que se denomina “mundo globalizado”, el mercado externo desempeña hoy en día una función destacada, incluso, del que cada vez más están dependiendo los mismos mercados internos, en una marcada política de competencia nacional y trasnacional.
Se dan, así, relaciones de política en competitividad, las cuales han tratado de ser reguladas atenuando un “capitalismo salvaje” internacional, mediante acuerdos tales como los del “Grupo de Tratados de Aranceles y Comercio” (GATT), que a partir de 1986, en la llamada “Ronda de Uruguay”, acordó su transformación en la actual “Organización Mundial del Comercio” (OMC), y con la anulación de aranceles, la apertura de los tratados comerciales internacionales (TLCAN, Tratado de Maastritch, Acuerdos Asia Pacífico, etc).
Finalmente veremos aquí la política comercial de los países “menos desarrollados” (como se apunta en el programa, en otro tiempo llamados “subdesarrollados”, término que no agradó a la ONU, que introdujo en su lugar el concepto “optimista” –todo un eufemismo–, de “países en vías de desarrollo”; o calificados también por la “Comisión de Estudios para América Latina” (CEPAL), como “países dependientes”. Sus políticas comerciales, de industrialización y crecimiento, sus políticas proteccionistas antes y después del “Tratado de Libre Comercio para América Latina”; y los procesos integradores contemporáneos.
Por nuestra parte, siguiendo los temas del programa académico, por esas mismas razones académicas (nosotros organizaríamos este curso de otra manera), no obstante, no podemos dejar de examinarlos mediante el análisis marxista, es decir, en general, en función de la objetividad históricamente dada, y a través del movimiento dado por las contradicciones dialécticas; y en particular, por las propuestas de análisis económico-político de Marx; y de ahí la condición necesaria de insertar, por nuestra parte, una primera unidad sobre el método de la economía-política marxista.