Política económica Internacional. El TPP (7/7)

20.10.2015 15:41

“Política Económica Internacional”.

El TPP (7/7).

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

https://dimensionalidad.webnode.mx/

10 nov 15.

 

                                               Se menciona al “Tratado Transpacífico” (TPP), como un nuevo acuerdo internacional que se firma desde que así fue con los tratados de libre comercio de 1994, propuesto por Estados Unidos desde el 2010.  Ha sido sumamente criticado por los analistas, en mucho, por su negociación secreta entre 12 países (en los que destaca tanto China como Colombia, Ecuador, todo Centro América, la Melanesia, Micronesia y Polinesia, que no forman parte del tratado; e incluso China ha planteado un tratado alternativo. El “Acuerdo de Libre Comercio Asia-Pacífico”, FTAAP).

 

                                               Los acuerdos del TPP no se han publicado y apenas está en proceso su traducción, pero ya ha sido criticado porque en él se vislumbra ya una anulación, prácticamente total, de los aranceles, para un comercio desigual, dominantemente “N-S”.  Aunado a ello se acusa en él un previsible daño a los Derechos Humanos, a la Educación y Cultura, a la libre comunicación informática (control de Internet), a la liberación de patentes, principalmente medicinales, y a la aceptación de transgénicos.

 

                                               Se le atribuye al mismo la integración del PIB mundial de poco más del 40%, de un trasiego de más de 50 millones de toneladas de productos de comercio.

 

                                               Pueden hacerse valoraciones de distinto tipo, económica, comercial, de negocios, financiero, político, etc, y en este caso haremos aquí una valoración geográfica (o geopolítica), de sus perspectivas.

 

                                               En esta valoración, lo esencial es considerar el análisis del espacio, en este caso, del territorio extremopacífico (mejor que “circumpacífico”), entre los 120°lW (el borde Pacífico de los EU), y los 120°lE (el borde pacífico de China), teniendo como punto medio el cruce del Antemeridiano, los 180°l, y el ecuador, en una franja latitudinal entre los 50°jN (norte de China, sur de Canadá), y los 50°jS (sur de Nueva Zelandia, extremos sur de Chile).

 

 

                                               El borde Pacífico, tanto de China como de EU, hacia los 30°jN, se encuentra separado por 11,500 km de distancia (un poco menor si se considera la ruta ortodrómica).  Es entre estos dos puntos extremos del paralelo de 30°jN que se tienen los principales centros del comercio mundial (en una relación “N-N”), a la vez que es sobre el eje de los 120°lE, que se mueven las rutas del comercio en la región de Asia (en una relación “N-S”).  Otro tanto, de manera secundaria, ocurre sobre los 120°lW sobre el Pacífico Americano.

 

 

                                               Lo anterior es una visible consecuencia de los niveles de industrialización en cada extremo del Pacífico; o, inversamente dicho, del enorme atraso industrial y productivo de América Latina.  Y es con estos simples elementos geográficos, que podemos caracterizar la situación comercial en el proyecto TPP.

 

 

                                               El propósito central de todo tratado de libre comercio, es la máxima supresión de aranceles proteccionistas; y eso en la relación comercial N-S, difícilmente puede ser favorable a las economías débiles del sur.  Y en la relación comercial N-N: Japón-Corea del Sur; Estados Unidos-Japón), se hace desfavorable a los más poderosos (Japón respecto de Corea, y Estados Unidos respecto de Japón).  Y la gran paradoja en todo ello, es que China, punto central del comercio, no forma parte de dicho tratado, y antes al contrario, ha propuesto un tratado “Asia-Pacífico” distinto.

 

                                               En su esencia, en la política económica internacional capitalista o de “globalización”, el TPP hegemonizado por EU, con muy pocas expectativas, es, por una parte, el revivir el casi extinto “Acuerdo Económico Asia-Pacífico”, APEC (que en los noventas, con muchas expectativas, había intentado hegemonizarse por Japón), y por otra parte, es intentar el extinto “Acuerdo de Libre Comercio para América Latina”, ALCA, en forma parcial, por otra vía.

                                               Lo que caracteriza esas expectativas distintas, es el hecho político de que el conjunto de países asiáticos (ya bajo la hegemonía de Japón como intentó ser; o bien bajo la hegemonía de China, como en la práctica está ocurriendo), tienden a mantener un desarrollo independiente desde su autonomía en los años cincuenta en su relación con el Imperio Británico Malasia, Singapur, Brunei; y ya no se diga Australia y Nueva Zelandia), a diferencia de la hegemonía norteamericana, que niega y coarta todo desarrollo independiente de los países de América Latina, sin un desarrollo científico-técnico propio, sin industria ni producción, y por ende, sin competitividad comercial.

 

                                               Como objeto último del TPP, puede asumirse el interés de EU por construir y administrar un Canal Interoceánico, ahora, en el Istmo de Tehuantepec, Méx; chocando en ese interés con el capital nacional (que cuenta con algunos de los más ricos del mundo), que anhela afanes competitivos “de I Mundo”, y en consecuencia, está haciendo reclamos para un desarrollo independiente del imperio norteamericano.

 

                                               Sólo en la medida que esa independencia sea, se tendría la seria expectativa de un alto desarrollo en el próximo futuro; de ocurrir lo contrario, no sólo México, sino el TPP y la misma economía capitalista en general, ya en crisis de una parálisis permanente, llegará a su punto final.

 

                                               La inversión de capital, el empleo y la productividad, podrían tener un impulso más, de optimizarse el trasiego de la mercancía entre Asia y la Unión Europea, pasando precisamente por la proximidad a los puertos de EU, reduciéndose en una cuarta parte la distancia en el trayecto comercial, con lo cual habría un beneficio internacional, que sólo es obstruido con la lógica imperial del capital norteamericano, que no admitiendo el desarrollo de los demás, se anula a sí mismo.