Los Fundamentos del Materialismo Dialéctico en la Educación (1/3)
Fundamentos del Materialismo Dialéctico
en la Educación (1/3).
(contra los intentos de usurpación de la teoría
tergiversando la educación científica)
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
https://dimensionalidad,webnode.mx/
(25 nov 18)
Generalidades
Nuevas generaciones se suceden unas a otras, las más recientes entran en el proceso de adquisición de los conocimientos en una nueva síntesis, y las viejas generaciones que ya han pasado por ese proceso, han de tomar en sus manos la obra de la nueva trasmisión. De ahí que los aparentemente “viejos problemas”, tengan que discutirse una y otra vez en sus respectivos avances en forma de nuevas luchas ideológicas.
Aquí es ahora el caso respecto de la teoría del conocimiento materialista dialéctico, en su importancia muy especial aplicada en el ámbito de la educación (y más particularmente aún, de la educación básica). Educar, en su acepción más general, es hacer que “el otro”, el sujeto cognoscente, adquiera el conocimiento, no sólo en forma de estar consciente del mundo que le rodea, sino incluso de apropiarse de éste. De ahí que la primera condición de una educación científica; entendiendo por ello no la “enseñanza de las ciencias”, sino que el proceso educativo esté fundado y sea elaborado de forma científica, sea el que el educador disponga conscientemente de una teoría del conocimiento. Una labor educativa sin conciencia de sus fundamentos en una teoría del conocimiento, es una labor educativa meramente empírica, reducida a tecnicismos de aprendizaje sin una noción de su ulterioridad (es decir, del para qué de una educación dada).
Postulamos aquí, que la teoría del conocimiento con los fundamentos científicos más rigurosos y cuya veracidad ha sido demostrada en la práctica histórico social, es la teoría del conocimiento del materialismo dialéctico (una forma del conocimiento que se da, por lo demás, de manera natural). Su importancia, por lo tanto, es esencial en el proceso educativo y debe hacerse todos los esfuerzos posibles por su comprensión teórica, como para su aplicación práctica; dado que lo que está en juego, en consecuencia, es una educación científica, o sus limitaciones a una labor empírica tecnicista de aprendizaje en el mejor de los casos, cuando no, convertida en formas más o menos disfrazadas o más o menos sutiles, del oscurantismo.
La reacción, el conservadurismo, las posiciones oscurantistas, suelen cuestionar sobre el pronunciamiento y sistematización de la dialéctica materialista en Marx, a lo que Lenin en su momento respondió haciendo ver que toda la exposición del pensamiento en Marx, era el materialismo dialéctico aplicado, y más aún, que dada la estrecha colaboración entre Marx y Engels, lo que este último haya generalizado al respecto, es atribuible a Marx; y Lenin mismo mostró cómo se podía extraer de esa exposición de Marx, el método materialista dialéctico, síntesis de toda su filosofía. Los ideólogos burgueses, desacreditando a Engels, pretenden atribuirle a él el método dialéctico materialista, y, en consecuencia, cargándole a esa filosofía el “descrédito” al autor antes asentado, pretenden desvincularlo de Marx, al que reducen entonces a un filósofo idealista subjetivo. Son, al final, no más que innúmeros recursos sofísticos de la reacción, de la burguesía, del capital y el idealismo, para combatir la fuerza del materialismo dialéctico, constituído como la más poderosa herramienta y “arma espiritual”, dirían los mismos Marx y Engels, de la lucha del proletariado para transformar el mundo.
En nuestro tiempo se hacen denodados esfuerzos por la reacción para convertir a Marx en un idealista subjetivo más tomado por docena, tratando de suplantar las tesis del materialismo dialéctico por algunas formas burdas y otras sutiles, de su planteamiento en forma idealista; tergiversaciones que se han dado una y otra vez tratando de confundir a cada generación en su momento histórico, arguyendo luego que el “marxismo clásico”, “ortodoxo”, “viejo”, es ya sólo un “marxismo dogmático”. En su ramplona lucha ideológica contra el teórico de la clase proletaria, Marc y el materialismo dialéctico, las ideologías burguesas intentan reducir el marxismo y el materialismo dialéctico al positivismo y al subjetivismo. En esa lucha que nos toca ahora en nuestro momento histórico, ocioso es entrar en refutaciones pormenorizadas, diría Lenin, de “un guisado más” de la obra de Berkeley de 1710, en el “arte apasionado” del dilettante intelectual burgués, desmontando sus sofismas, eludiendo su engolado lenguaje plagado de fasta verborrea. Hagamos aquí algo simple: establezcamos qué es el marxismo en sus características más generales y esenciales de razón suficiente, y a ello confrontemos el pulular de “marxistas” revisionistas, de los “marxistas nuevos”, de los “marxistas críticos”, de los “marxistas posmodernos”, y de toda su superchería de un “radicalismo” en un lenguaje “muy revolucionario”, “antisistema”, “cuestionante”, pero altisonancia puesta al servicio de los intereses del capital, no sólo al tergiversar las tesis del materialismo dialéctico desarmando al proletariado, sino confundiendo el marxismo (la dialéctica materialista viva aplicada como método para la transformación de la realidad), con una esterilizada marxología (la erudición bíblica -de los libros, libresca, de referencia de “capítulos, párrafos y versículos”- de la vida y obra de Marx), sin efecto alguno sobre la práctica social.
Así, el marxismo, y la dialéctica materialista viva como método en tanto forma del pensar para transformar la realidad objetiva, es:
- La aceptación monista (única), de la materialidad del mundo.
- El reconocimiento de la objetividad, como el reconocimiento de la realidad del mundo de los objetos materiales fuera e independiente de nuestro pensamiento, deseos o voluntad.
- El reconocimiento de la cognoscibilidad del mundo, es decir, de que es posible conocer el mundo en su esencialidad.
- El reconocimiento de la subjetividad como la necesidad de que ésta responda lo más fielmente posible en el pensamiento a lo que es la realidad, y por tanto, el reconocimiento del reflejo objetivo de la realidad objetiva.
- El desarrollo en permanente movimiento y transformación de la realidad objetiva,
- El análisis de la realidad a partir de las contradicciones dialécticas como la unidad y lucha de opuestos que se sintetizan cada vez en nuevas identidades.
- El reconocimiento de la causalidad o determinismo.
- El reconocimiento y aplicación de la lógica en el método hipotético-deductivo.
- El desarrollo de la capacidad de la previsión científica.
- La capacidad de la transformación de la realidad.
Esta filosofía de la dialéctica, de la lógica, o de la teoría del conocimiento aplicada al mundo socioeconómico, dio origen con Marx mismo, a la economía política marxista; así como aplicada a la explicación de la historia y desarrollo de la sociedad, dio lugar a su vez, conjuntamente con Engels, a la teoría del socialismo científico o comunismo, ambas, partes integrantes del marxismo.
A estas aplicaciones de la dialéctica materialista se les dio en llamar desde el mismo Engels como “materialismo histórico”, es decir, de un materialismo que ya no podía ser sino dialéctico, como el materialismo dialéctico aplicado a los fenómenos sociales; y ello, en lógica bien entendida, no habría tenido problema, pero, con el tiempo se hizo desafortunada al ser reinterpretada por el revisionismo, por dos razones: 1) dio lugar a dividir el materialismo en dialéctico e histórico, y pareció que eran dos casos diferentes*; y, 2) reducido ese “materialismo” por la crítica burguesa, a simple “determinismo” (causalidad), hacía del “materialismo histórico”, “determinismo histórico”; esto es, a semejanza del llamado “determinismo geográfico” por el cual los hechos geográficos de manera absoluta y necesaria, son causa de la manera de ser y de pensar de los pueblos, así el “determinismo histórico” haría del hecho histórico causa absoluta y necesaria del desarrollo social, a manera de un desarrollo “predeterminado” de la misma. Y el resultado es exactamente lo contrario a la dialéctica, y razón por la cual aquí rechazamos ese llamado “materialismo histórico” con esas tergiversaciones, el cual suplimos por la idea original de la simple “aplicación del materialismo dialéctico a la historia y sociedad”.
Esta precisión es importante, porque así como Marx y Engels hicieron la aplicación del materialismo dialéctico a la teoría económica (economía política) y a la teoría social (socialismo científico), debe hacerse la aplicación del materialismo dialéctico a la teoría de otras facetas de la realidad, como, en el caso de este artículo, a la teoría de la educación (la pedagogía del “Educador Popular”).
* Incluso generó la idea vulgar de que podía “dejarse de lado” el “complicado”, “filosófico” y “abstracto” materialismo dialéctico, que al fin es “pura filosofía” y “pura teoría”, para entender el marxismo en su lado “práctico social”, al fin “lo útil” y “revolucionario”.