Qué es ya Qué no es, la Ciencia y su Método. Introducción.

20.01.2016 16:51

Qué es y Qué no es, la Cienca y su Método.

Introducción.

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.

Dimensionalidad.webnode.mx

23 dic 15.

 

Introducción.

 

                                               Quizá, extraño título: “Lo que la psicopedagogía no es: sociopedagogía”, es hablar de la psicopedagogía explicando lo que esta no es, distinguiéndose de la sociopedagogía.  De primera intención pareciera, literalmente dicho, un despropósito, pero la idea surgió del primer curso de posgrado de una Maestría en Educación, cuyo contenido precisamente es la psicopedagogía; algo de lo que, en lo general, si sabemos en sus aspectos más generales y esenciales, es sólo para ya no pretender saber más de ella, o, dicho de otra manera más drástica, para desecharla.  Pero el hecho es que, impensadamente, justo con esa idea, impartimos, sin proponérnoslo, el mejor curso de psicopedagogía general, pues no sólo expusimos lo que la psicopedagogía es, sino principal y esencialmente, lo que la psicopedagogía no es, dándonos cuenta de que, con ello, resolvíamos un curioso y paradójico problema esencial de la teoría de la educación en México: ese por el cual un docente, pretendiendo educar, por ejemplo, en el constructivismo, hace no sólo “cualquier cosa”, sino el hecho es que “hace de todo” (sociopedagogía lancasteriana, positivismo sociopedagógico, positivismo psicopedagógico o conductismo, pragmatismo y estructural-funcionalismo), menos, exactamente, educación en la psicopedagogía del constructivismo, justo por dos razones: 1) determinado por las condiciones materiales (antiguos salones de clases de enseñanza positivista); y 2) precisamente porque nunca nadie le dijo, qué no era la educación en la psicopedagogía del constructivismo.

 

                                               El fenómeno es que el docente echa mano de lo anterior, no sólo “por costumbre”, porque “así se formó”, o porque en general, en su momento se consideró “lo bueno” y aportó, sino porque cuando ahora se le capacita en lo nuevo, se le hacen ver las ventajas de ello, pero nunca la crítica de las fallas de lo anterior ya superado y por ello dejado atrás, razón por la cual lo sigue juzgando “bueno”, lo retoma, y lo mezcla con lo que simplemente “ahora tiene algo mejor”.  Y luego de cuatro o cinco modelos pedagógicos a lo largo de un siglo, unos sociopedagógicos y otros psicopedagógicos, todos en un coctel, se explica por qué la educación en México, literalmente, es un desastre de “champurrado”, algo sin pies ni cabeza, algo sin propósito ni dirección.

 

                                               Más allá de ese problema esencial de fondo que así descubrimos, estuvo la innovación de un interesante recurso didáctico bastante provechoso.  Más aún, resulta ser una renovación del método sovuntur objeciones, tan socorrido por los pensadores de la Ilustración, sorteando, con su beneplácito, las censuras inquisitoriales medievales, cuando hoy, socialmente, vivimos una nueva arremetida oscurantista.

 

                                               De suyo, todo lo anterior, en la parte que le toca, hace de este posgrado algo totalmente distinto a cualquier otro, no sólo en una Maestría altamente especializada en psicopedagogía, por lo que la psicopedagogía es (para el que crea en ello), sino resultando de todo eso un especialista más lógicamente consistente, que entenderá perfectamente, además, lo que la psicopedagogía no es, erradicando confusas mezclas no sólo teórico-pedagógicas, sino de fundamentos filosóficos e ideológicos.

 

                                               Todo ello, pues, prueba lo valioso que es eso esencial de un posgrado y en particular del nivel de Maestría: la creatividad, en función del rompimiento de esquemas que sólo han venido reproduciendo las mismas rutinas que ya no responden a las necesidades sociales y sus actuales complejos problemas.

 

                                               Si el nivel de licenciatura es para formar en conocimientos y en el dominio del método de la ciencia y sus procedimientos demostrativos (del latín, de, de derivare, derivar o deducir; y mostrare o mostrandum, mostrar o hacer evidente un hecho), de modo que más allá de mostrar los hechos, éstos se puedan demostrar en su veracidad en un proceso hipotético-deductivo; en el nivel de Maestría, en consecuencia, la exigencia va más allá, demandando la demostración rigurosa de la veracidad de un problema ya no teórico ni abstracto, sino práctico y concreto, es decir, de la vida real.  Ya el nivel de Doctorado exigirá el descubrimiento de las leyes de ese fenómeno, o la aproximación a ello, desarrollando nuevas teorías.

 

                                               En ese sentido del rompimiento de esquemas petrificados y la demostración de la veracidad de lo concreto, el grado de Maestría, en general para todo tipo de maestrías, es eminentemente experimental, de ensayo, de prueba, de desarrollo de teorías en forma de modelos aplicados a la solución de problemas.  Y de hecho, en los estudios de este nivel, se nos abre a la vista dos caminos posibles: 1) el de seguir los lineamientos teóricos de ese alto grado de especialización, no obstante, a la vez, rompiendo esquemas; o 2) el de romper no sólo con esquemas, sino con los mismos lineamientos teóricos, ofreciendo propuestas totalmente innovadoras.  El objetivo no es, pues, como en el nivel de Licenciatura, de sólo adquirir conocimientos y una formación; sino, a más de ello, ofrecer las posibles soluciones a problemas concretos con los que nos topamos en nuestra experiencia de vida profesional.

 

                                               Así, hay algo sumamente paradójico, existe un programa para cada curso, pero en función de la creatividad y lo experimental, éstos son sólo para dar idea del contenido y en torno a o que se ha de tratar, en términos de los proyecto de investigación de cada participante del curso.

 

                                               El asunto es, pues, adquirir nuevos conocimientos, no por simple transmisión de los mismos, sino echando mano de ellos y aplicando el método de investigación científica en la exploración de un problema concreto que se tenga planteado.

 

                                               Una razón más que violenta toda expectativa en la aplicación rigurosa del contenido de los programas en psogrado, es que todo lo anterior es teórico, es una situación ideal, lo que debería ser; pero no los hechos de la realidad, no la situación que verdaderamente es, , reflejo de las verdaderas condiciones de la educación en México.  El hecho es que aún en los estudios de posgrado no sólo no se sabe “que no es” lo que se pretende estudiar; sino no se sabe incluso, con precisión, lo que se está estudiando.  Y ya no se diga nada acerca de los fundamentos filosóficos e ideológicos, o del conocimiento de método de la ciencia y los procedimientos de investigación y demostración (supuestos de conocimiento desde la Licenciatura).  Por lo tanto, sin tantas pretensiones, si bien retomaremos las cosas desde lo básico, el mínimo compromiso que se demanda del estudiante, será su compromiso con su proyecto de investigación concreto.