La Teoría del Conocimiento y la Educación. La Fenomenología
La Teoría del Conocimiento y la Educación.
La Fenomenología.
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
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21 jun 15.
1 La Fenomenología.
La teoría del conocimiento de la fenomenología, pertenece, pues, a la corriente de pensamiento del idealismo subjetivo, como una teoría del conocimiento fundad por Husserl (1859-1938), en donde el conocimiento del mundo, de los fenómenos, se reducía a su descripción.
La idea más general y esencial de la fenomenología desde el mismo Husserl, es la “intencionalidad” de la conciencia; es decir, dela voluntad del sujeto cognoscente de trascender y orientar sus ideas al objeto de conocimiento, de modo que el mismo adquiera con ello, significado de existencia. Esto es, que el conocimiento, entonces, se expresa como la “objetivación” misma de las ideas. Es en ese sentido que se entiende en esta forma de pensar, que “no hay objeto sin sujeto”.
El proceso del conocimiento aquí, ocurre, a su vez, como en la metafísica, de manera irracionalista, en donde el proceso de “objetivación” de la ideas no requiere de ninguna forma lógica o hipotético-deductiva, sino de la voluntad del sujeto en la intención de la trascendentalidad de las ideas; es decir, precisamente, de “objetivar” la “idea innata”.
Particularmente en Kant (más allá, según él, de los objetos conocidos a priori), la fenomenología se entiende como la posibilidad de reconocer y ordenar la realidad del mundo de los objetos materiales, que están ahí de forma caótica, amorfa y sin sentido, a manera de una “proyección de nuestros sentidos” como de nuestra propia simetría espacial, reconociendo en ellos las “ideas proyectadas” y consumando así el proceso del conocimiento, reconociendo en ello el conocimiento como lo que adquiere categoría de lo significativo. Dicho proceso puede representarse ahora en la siguiente imagen.
Teoría del conocimiento de la fenomenología.
[“Clik” en la imagen para amplificar]
Esa “intención de las ideas” que es la esencia de la fenomenología, comparte, 1) la posición del idealismo filosófico, pero ahora, 2) en la corriente del idealismo subjetivo, en el cual, 3) si bien habrá de darse en el sujeto el proceso no-racional de la intuitividad y la trascendentalidad de las ideas innatas (“conocimiento previo”), 4) esa trascendentalidad se proyecta ahora sobre una realidad objetiva que se da por existente fuera del pensamiento, pero en esa forma caótica, amorfa y sin sentido, e irreconocible en la singularidad de las cosas, justo hasta que la idea trascendida y proyectada sobre esa realidad, 5) va adquiriendo “significado de existencia” en las singularidades objetivas. El conocimiento se da aquí, entonces, como consecuencia de un “aprendizaje significativo” (en donde “lo significativo” no es aquello de interés o importancia para el sujeto, sino la idea trascendida, proyectada y “objetivada”, dando “significado” de existencia a los objetos singulares.
Aquí es donde el docente ha comenzado a transformarse en “facilitador”, “orientador” o “tutor”, y el aula actual, “herencia de viejos tiempos”, ha comenzado, a su vez, a ser inoperante al propósito pedagógico de estas teorías fundadas en el idealismo, y que dan sustento, mediante la psicopedagogía, a la llamada “Nueva Educación”, formalizada a partir de 1921, y aplicada en México desde 1940.