La Superficies Terrestres Pueden Ser Más de Seis...

08.08.2015 12:55

Las Superficies Terrestres

Pueden Ser Más de 6...

Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri

https://dimensonalidad.webnode.mx/;

5 noviembre 2009.

 

                                               La crisis económica de 1994-1995 nos fue absolutamente adversa, nos alejó, si bien no de la vida profesional, sí por entero de la actividad intelectual en que veníamos trabajando desde siempre.  Llegamos a creer que lo hecho hasta ahí había sido toda nuestra participación.  Por esas fechas estaba naciendo la “red de redes”, Internet; y no creamos nuestro primer correo electrónico sino hasta 1999, y de hecho empezamos a incursionar en la red hasta el año siguiente, fecha misma en que los blogs empezaron a popularizarse.

 

                                               Más allá de conocer los principios generales de esta nueva herramienta tecnológica, y que terminando nuestra Maestría en Educación Superior hacia principios de 2005, recibimos un curso en el que se incluyeron elementos de programación con el “lenguaje http”, seguimos indiferentes, veíamos todo aquello ajeno a nosotros.  Incluso alguna vez, hacia mediados de 2008 quizá, nos encontramos con el Blog del compañero José C. Martínez Nava, y, aún así, no entendimos la idea de la “Bitácora” y su importancia.

 

                                               Tuvo que llegar el año 2009; con él, una alumna que había creado su propio Blog y al que me invitaba a hacerle comentarios en el mismo, e intentándolo, tuve que “crear mi cuenta”; pero sin saber absolutamente nada del asunto, como autómata llené formatos “a ver qué pasaba”, y el resultado fue que de pronto había creado mi propio Blog..., y al cual no supe cómo volver a entrar.  Entonces, y sólo entonces, me di cuenta del valor de la herramienta.  Luego hice un segundo y fallido intento, e igual, apenas logré avanzar un poco más en el conocimiento de esas llamadas “plataformas”.  Casi sintiéndome ya rebasado por la tecnología, estuve a punto de abandonar la idea, no obstante esta era muy sugestiva.  E hice un tercer intento, y acabé por entender la lógica, y el último día de mayo de 2009, nació este “Espacio Geográfico”.

 

                                               ¿Por qué todos estos antecedentes?, ¿qué tiene que ver todo este “rollo” con el título del artículo?...  Bueno, pues simplemente, que con ello volvimos a la actividad intelectual que habíamos abandonado forzadamente quince años atrás.  Nos dimos una actualización rápida y general, ahora en proceso de detalle, y en ello nos dimos cuenta que el problema ya no era el de nuestro tiempo, de veinte y treinta años atrás: el demostrar que el objeto de estudio de la Geografía era el espacio terrestre; sino que, aceptado ya eso hoy en día, el asunto entonces era entrar en el estudio y discusión del mismo, a partir de los pocos elementos que habíamos alcanzado a avanzar desde aquellos años.

 

                                               En nuestra tesis de Licenciatura: “Geografía: Fundamentos de su Teoría del Conocimiento” (1983), habíamos incluido ya una figura en la que se intersectaban tres superficies: la superficie física concreta de la Tierra, la superficie matemática abstracta del elipsoide de revolución, y la superficie física abstracta del geoide.  Ellas entre las otras superficies posibles, como el cuasigeoide y el telluroide...  Pero, al volver, recién nos hemos enterado, como se los dije, de más superficies posibles de la Tierra en el estudio de su espacio.  Buscando un dato sobre otro tema, nos encontramos con esta información: están también, el “elipsoide fosa”, el “geoide fosa”, y el “geoide magmático”, y van 9.

 

                                               Pero en la belleza de la ciencia; como ya en otro artículo comentaba acerca de lo afortunado de ciertos errores; se dan estas cosas: dos años después de publicado este artículo, alguien, al parecer un geofísico; se toma el tiempo y cortesía para instalar un comentario, al parecer, y seguramente, puesto que no se ve otra explicación, leyó mal, y entendió “geoide magnético”, sobre lo cual dice tener algún estudio avanzado; en lugar de “geoide magmático”.

 

                                               Bueno, pues las cosas se dan así, y con ese error de lectura, apareció otra posible superficie terrestre, que nosotros bautizaremos como: el “magnetogeoide”; y ya son 10.

 

                                               El que sabe perfectamente bien de esto (excepto del “geoide magnético” del que en ningún momento habla), es el compañero geodesta colombiano, Daniel Iván Camacho Quintero, el cual lo expone en El Sistema de Referencia Geológico: El Geoide Magmático y su aplicación el Geoide Fosa, del año 2004, en:

https://www.monografias.com/trabajos16/geoide/geoide.shtml  https://www.monografias.com/trabajos16/geoide/geoide2.shtml

 

                                               El que se ubique como geógrafo del siglo XXI, no puede dejar de acceder a esa liga; sólo tengo que preveniros: muy propio a estas fechas mexicanas de principios de noviembre (“Días de Muertos”), o anglosajonas (“Día de Halloween”); desconozco en otras culturas o países; dicho artículo está plagado de espeluznantes y aterradoras fórmulas, matrices, y demás crueles espantos.

 

                                               Ciertamente no hay allí elementos de una geografía divulgativa (ya saben, las imponentes montañas, el enigmático clima, los poderosos océanos, la rica diversidad vegetal y animal y sus vulnerables ecosistemas; y también su parte tétrica, la demografía, la contaminación, los conflictos sociales, y las “relaciones” de todo ello, etc); no es tampoco un artículo apto para menores de Educación Básica.  Es un trabajo excelente, con elementos de la Geografía científica a proyectar para el siglo XXI (seguramente nada qué ver, por ejemplo con nosotros acá, con los trabajos del recién celebrado VI Simposio de Enseñanza de la Geografía en México cuyo tema fue precisamente “La Enseñanza de la Geografía para el Siglo XXI” y toda esa “geografía de los profesores”).  Cuando vean las terroríficas fórmulas, pásenlas por alto, pero no dejen de leer el texto; esas fórmulas son como esa conminación de “broma o truco” de los niños en estas noches, no se dejen intimidar.

 

                                               La Geodesia es una geociencia, por lo tanto una ciencia acerca de las mediciones de la Tierra cuya generalidad pasa primero por el saber geográfico, y de ahí deriva como lo que es (el que lea el artículo, con todo derecho se preguntará, ¿pero es geodesia, o geología, o geografía, o geofísica; qué es esto!?).  Por ello me refiero a que hay en dicho trabajo elementos de geografía.  Ciertamente la geografía con esa alta matemática ya no es para mí (¡fiuu!), mi tiempo se ha caracterizado por el sólo hecho de decirles que la Geografía es otra cosa; pero en adelante, el que se diga científicamente geógrafo, estudioso del espacio geográfico o terrestre, de ahora al futuro, o le entiende a eso expuesto en tal artículo, que son las bases del estudio del espacio geográfico, o dejando de jugar al geomorfólogo, al meteorólogo, al ecólogo, o al sociólogo, una de dos: 1) o toma profesionalmente esas especialidades en sus respectivos ámbitos; o, 2) deja en claro que su actividad profesional en geografía es, ya en la Educación Básica, o bien en la divulgativa (y esto último no lo decimos ahora peyorativamente, la divulgación de la ciencia no tiene nada de menor; constituye todo un lado de la actividad científica), pero que ello ya no debe seguir confundiéndose más como la ciencia de la geografía en sí misma.

 

                                               En otro artículo haremos un comentario particular a ese trabajo ahora sólo recomendado en su lectura.