Historia de la Geografía. Teoría de la Historia de la Geografía.

19.11.2019 15:42

Historia de la Geografía.

Teoría de la Historia de la Geografía.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

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Teoría de la Historia de la geografía.

 

                                 En más de dos mil años de historia de la geografía como ciencia formal, únicamente registramos tres estudios: el de Louis Vivian de Saint-Martin, 1873; la de Konrad Kretschmer, 1912; y de René Clozier, 1942; los cuales comentamos desde hace seis años (publicados a principios de diciembre de 2013), que podemos considerar como “Historia General de la Geografía”.  Hay, ciertamente, otros trabajos que se han mencionado en sus títulos como “Historia de la Geografía”; que anteceden incluso a las tres obras antes mencionadas; es el caso de los trabajos de Jean Batista D’Anville, de 1755, que es en realidad una descripción del París antiguo; es decir, no una historia de la geografía, sino una “geografía histórica”, que para nada deben confundirse, como le ocurrió a Erwin Rais en su Cartografía al referir así este trabajo de D’Anville; o el trabajo de Oscar Peschel, “Historia de la Geografía al Arribo de Humboldt y Ritter”, de 1865, que es un estudio particular de la historia de esta ciencia en un momento muy específico y no una “historia general” de esta ciencia.  De modo que esta precariedad de los estudios generales y formales de la historia de la geografía, de las cuales, y sólo de los cuales, se puede extraer y generalizar los fundamentos teóricos de esta ciencia, debe mover a una seria reflexión.

 

                                 Así, la conciencia de la propia historia es la conciencia de la propia identidad.  Es saber qué se es, de dónde se viene, y a dónde se va.  El entender por qué se hace lo que se hace.  Y en la ciencia de la geografía, al parecer, esa conciencia no se empezó a tener, sino de manera relativa, muy recientemente a partir de 1865 con la publicación del primer análisis histórico-teórico, de Oscar Ferdinand Peschel (1826-1875): Historia de la Geografía al Arribo de Humboldt y Ritter; y de lo que hasta ahora tenemos registrada formalmente como la primera Historia de la Geografía, 1873, de Louis Vivan de Saint-Martin (1802-1897).

 

                                 Luego, en esa conciencia de la propia identidad en la elaboración de la historia, están los problemas tanto de la filosofía de la historia, en este caso de la historia de la geografía, y el método general de la historia (“internalista” o “externalista”), esclareciendo el sentido de esta ciencia, su lugar en el cuadro de la clasificación de las mismas, sus determinaciones filosóficas, sus formas de orientación ideológica, como del contenido de esa historia que ha de dar una interpretación más o menos correcta en tanto menor o mayor sea su objetividad, de donde más clara o menos confusa será la conciencia de la identidad; y más aún, en tanto más objetivos sean los datos para el análisis de la historia, de ella derivarán las elaboraciones teóricas como fundamento racional de esa conciencia del ser de la geografía.  Y aquí se plantea otro problema teórico: la objetividad de la elaboración de la historia, no debe confundirse con la “neutralidad filosófico-ideológica”, por demás imposible; de donde se da ese círculo por el cual es de la historia que debe abstraerse y generalizarse lo teórico, pero donde esa objetividad de la historia depende, en una parte fundamental, de la misma elaboración de lo teórico, que va permitiendo interpretar cada vez más acertadamente la historia.  Sólo un animal, un ser irracional yecto en la naturaleza, puede existir ajeno al pasado como al futuro; pero una vez que se tenga un atisbo de racionalidad, esas preguntas acerca de la conciencia de sí, serán obligadas con fundamento en la historia y la teoría de la misma.

 

                                 Y apenas se adquiera la conciencia de sí, ella misma planteará, en un momento dado, la necesidad de una conciencia más elevada en el para qué del ser, cuál es su propósito, la utilidad, el fin; y con ello se llegará, inevitablemente, a la conciencia para sí, en este caso, a una filosofía de la ciencia, y específicamente, a una filosofía de la geografía.  De ahí la importancia y necesidad, en el origen, de la historia de la geografía cada vez lo más objetiva y completa.

 

                                 Los fundamentos de la historia radican en la filosofía de la historia; tal como los fundamentos de la geografía se enraízan en la filosofía de la geografía; y en ésta, los problemas a resolver son acerca del objeto de estudio, los postulados, principios, categorías fundamentales, leyes y teorías, el método y orientación.

 

                                 La filosofía de la historia en la que ésta se entiende en forma cíclica cerrada, de un tiempo que se repite a sí mismo, fue propia de las interpretaciones mitológicas; pero esos mismos ciclos en forma abierta en ciclos en un tiempo lineal, que en algunos casos se dirige a un fin, es compartida de la misma manera, y ya en la época moderna, por Vico (1668-1744), Montesquieu (1689-1755), Nietzsche (1844-1900), Spengler (1880-1936), y Toynbee (1889-1934).

 

 

Interpretación gráfica de la filosofía de la historia en forma cíclica, en ciclos cerrados, propia de la mitología; y en ciclos abiertos en un tiempo lineal.

 

                                 Frente a la interpretación del desarrollo de la humanidad en forma cíclica abierta pero puramente lineal, y ya no se diga ante el movimiento cerrado propio del mundo mitológico, se pronunciaron pensadores tales como Voltaire (1694-1778), y Comte (1798-1857), que planteaban una historia progresiva.

 

 

Interpretación gráfica de la filosofía de la historia en forma lineal progresiva, compartida en la Edad Media por Agustín de Hipona, en la Época Moderna por Voltaire, y en el siglo XIX por Comte, y en geografía por Louis Vivan de Saint-Martin.

 

                                 Habrá, todavía más, una interpretación de la filosofía de la historia que en forma dialéctica combina las interpretaciones cíclica abierta y lineal: la filosofía de la historia del desarrollo en espiral.

 

 

Interpretación gráfica de la filosofía de la historia del desarrollo en espiral, que dialécticamente combina las interpretaciones, cíclica abierta y lineal; utilizada por Hegel desde el punto de vista de la dialéctica idealista, y por Marx desde el punto de vista de la dialéctica materialista; es utilizada en geografía tanto por Kretschmer, como Clozier.

 

                                 Hegel (1770-1831), Condorcet (1743-1794), Herder (1744-1803), y Marx (1818-1883) y Engels (1820-1895), para quienes la historia no se comporta ni como un fatalista ciclo cerrado, ni como un proceso puramente lineal progresivo, sino, ciertamente teniendo la historia un carácter progresivo, esos ciclos no se despliegan linealmente, sino se comportan más bien como un movimiento en espiral ascendente, que se despliega en forma de avances y regresiones en un proceso general de desarrollo progresivo ascendente.

 

                                 Este es sólo el fundamento más general para la elaboración de la historia de la ciencia, en nuestro caso, de la geografía.  Pero aparte de la filosofía de la historia, está a su vez, el método más general de la historia de la ciencia: el considerar sus momentos de desarrollo a partir de sus determinaciones internas (lo dado en las propias investigaciones de su objeto de estudio), como el no prescindir de las determinaciones externas (los factores filosófico-ideológicos y económico-sociales) en cada uno de esos momentos.  Y, por lo tanto, un tercer fundamento de la historia de la ciencia, será el determinar lo más objetivamente posible su periodización histórica en correspondencia tanto con las determinaciones “externalistas”, como, esencialmente, por sus determinaciones “internalistas”.

 

                                 Esos factores tanto filosófico-ideológicos en la manera de pensar e interpretar el mundo, como económico-sociales en la determinación de la conciencia social dadas las posiciones de clase social que se asumen, imprescindibles, que necesariamente están no sólo en sus autores y en su tiempo, sino en el interprete mismo de la historia en su propio momento histórico, no permiten una “neutralidad” ecléctica anodina.

 

                                 Todo lo anterior significa luchar contra todo subjetivismo.  Si bien la elaboración de las ideas en el pensamiento humano constituye un proceso subjetivo, debemos entender éste, no obstante, como un reflejo objetivo de la realidad objetiva, y por lo mismo, debemos procurar el adecuar constantemente nuestro pensamiento a la realidad tal cual ésta es.

 

                                 Los periodos históricos del Renacimiento (siglos XV-XVII), como de la Ilustración (siglos XVII-XVIII), constituyen la etapa conocida como la Modernidad.  En particular es en la modernidad ilustrada en donde surge la ciencia y el método de la ciencia, cuya esencia es la lógica (tanto en su forma de Lógica Formal o silogística, como en su forma de Lógica Dialéctica o del análisis de las contradicciones), de donde surge el esencial método hipotético-deductivo de la ciencia.  La historia de la ciencia de la geografía, para demostrarse como tal, ha de considerar todos estos fundamentos generales.