Historia de la Cultura. Época Moderna: del Renacimiento al Socialismo (5/)
Historia de la Cultura.
Época Moderna: del Renacimiento al Socialismo (5/)
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri.
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23 sep 15.
En la Historia de la Cultura, la Época Moderna, comienza con el Renacimiento, es decir, el volver a nacer de la cultura clásica griega. Con ello, la Edad Media quedó como un largo y trágico paréntesis histórico de una edad tenebrosa y oscura (principal y esencialmente, referido a la ciencia y a la literatura).
En la Época Moderna (ss.XV-XX), se sucedieron con relativa rapidez sus estilos literarios: dos en el Renacimiento (ss.XV-XVI): el clasicismo (1453-1650, objetivista), y su contraparte, el manierismo (1500-1650, subjetivista); dos en la Ilustración (ss.XVII-XVIII): el barroco (1650-1750, conservador), y el neoclasicista (1750-1830, progresista); dos más en el Romanticismo (1830-1870, socialismo utópico): el romanticismo realista (1830-1870), y el romanticismo naturalista (1850-1870). En ese mismo lapso del utopismo, se dan los movimientos literarios del socialismo populista (1830-1917, revolucionario), y el modernismo (1870-1930, conservador). Hasta 1847 dominó el pensamiento del socialismo utópico y estilo literario del populismo, pero entre 1847 y 1917, evolucionó ya como socialismo científico, donde el período “utopista” termina, dando lugar al Estado socialista (científicamente fundamentado y en los hechos, demostrado), de modo que ahí, finalmente, se dan dos movimientos literarios más: el realismo socialista (1917-1990), y el vanguardismo (1930-…).
Los historiadores de la literatura suelen presentarnos un panorama unilineal o unilateral de la evolución de la misma; es decir, presentan un estilo literario tras otro en una estricta secuencia cronológica, y todos con un mismo sentido positivo; careciendo, por supuesto, del análisis marxista de la literatura, esto es, de una evolución dialéctica que supone una unidad de opuestos en cada momento de la historia; donde aquello que en un principio aparece como lo único, como lo idéntico a sí mismo, a poco se revela en sus diferencias que luego se manifiestan contrapuestas, hasta poder verse en ellos la abierta contradicción por la que ambos opuestos se niegan completamente el uno al otro.
Ese es el caso aquí, donde surge un movimiento renacentista aparentemente único en sí mismo, pero que a no mucho se revela en las diferencias, en este caso, en más de un estilo literario, poniéndose de manifiesto, por un lado, el natural clasicismo (en sí mismo, por definición, progresista y deposiciones objetivistas), esta vez en manos de una clase burguesa emergente y revolucionaria, en contra de la aristocracia feudal), del que se diferencia otro estilo, el manierismo (que a su vez progresista, no obstante expresa posiciones subjetivistas). Y una agudización de esa lucha ideológica expresada en el hacer literario, se despliega aún más enfáticamente en la Ilustración, con los contrapuestos estilos barroco y neoclasicista, como una extremización de sus originarias formas renacentistas.
El romanticismo va a significar otro momento de síntesis dándose una nueva identidad, del cual de deriva a la diferencia y contrariedad entre sus formas realista y naturalista, que en su extremización, hacen la contradicción entre modernismo y socialismo (1870-1930).
De ahí que el socialismo, como una nueva síntesis, se nos presenta como algo, otra vez, idéntico a sí, sin diferencias; hasta que, a no mucho, se despliega nuevamente en estilos literarios diferentes y contrapuestos, repitiéndose el proceso intelectual, que en una nueva extremización que agudiza su lucha, se abre una nueva época, la Época Contemporánea, en una nueva gran síntesis. Esto es, que si las síntesis del Renacimiento se produjo determinado por un nuevo momento histórico más general: el orden económico-político capitalista; la nueva síntesis que a la vista se nos presenta, está siendo determinada por la situación especial de la crisis generalizada del mismo, que reclama ya de un nuevo orden económico-político. De modo que no se está tratando de una nueva síntesis literaria simple, sino de algo semejante a la transición del esclavismo al feudalismo; con el riesgo literario mismo de una transición semejante a la del clásico al bizantino (que incluso hoy se está conociendo como un involucionista “posmodernismo”); o como una transición del feudalismo al capitalismo, lo que en este caso sería lo afortunado, en un nuevo renacentismo.
Los fundamentos filosóficos que determinan el pensamiento literario, son, por supuesto, en la línea del clásico (e incluso del manierismo), neoclásico, romanticismo realista (e incluso el naturalista), y socialista, el pensamiento del materialismo filosófico, propio del surgimiento de una nueva clase social: el proletariado, como de la burguesía progresista. En tanto que en la línea del barroco-modernismo, está el pensamiento del idealismo filosófico; por su parte de la burguesía conservadora. En ese pensamiento materialista se desarrolló lo mismo la ciencia, que el optimista pensamiento social utopista y las teorías sociales del anarquismo y socialismo; como, en contraparte, en el pensamiento idealista, se desarrolló, en general, un sentimiento de añoranza por los tiempos de las aristocracias monárquicas feudales, el pesimismo y la desesperanza cada vez más agudizada.