Geografía: sus Fundmentos Teóricos en la Filosofía Materialista Dialéctica. 4 Reinterpretación marxista de la historia de la geografía. c) Nueva breve oscilación a la geografía de "los fenómenos", y su hundimiento definitivo en la acientificidad.

13.03.2017 15:13

Geografía: sus Fundamentos Teóricos

en la Filosofía Materialista Dialéctica.

4        Reinterpretación marxista

de la historia de la geografía.

c) Nueva breve oscilación a la geografía de “los fenómenos”, 

y su hundimiento definitivo en la anticientificidad.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

https://dimensionalidad.webnode.mx/.

31    ene 17.

 

4.  Reinterpretación marxista de la historia de la geografía.

 

c) Nueva breve oscilación a la geografía de “los fenómenos”, y su hundimiento definitivo en la anticientificidad.

 

                                           En la reinterpretación marxista de la historia de la geografía, adquiere particular importancia la crítica o juicio al último período entre 1975 y 2009; tanto porque en él, el autor de estas líneas ha sido uno de sus protagonistas, como porque en este lapso ocurre la disolución de la Unión Soviética y con ello el pronunciado reflujo del marxismo.  Ello implicó el que elaboráramos la crítica de nuestro momento histórico con los elementos más acabados del marxismo hasta ese punto, pero, a la vez, enfrentamos la más feroz arremetida ideológica reaccionaria en contra de ello, poniéndose a prueba los elementos más cruciales de un largo debate en la contradicción principal de la geografía, dado en el curso del siglo XX.

 

                                           Fue un momento histórico en que se confrontó todo el poder reaccionario y oscurantista en su ejecución de la “ciencia por decreto”, con la determinación estrictamente objetiva y rigurosamente científica en la demostración de la veracidad en la síntesis de la contradicción principal de la geografía.  Fue, en el plano de lo filosófico, la confrontación de los fundamentos del materialismo dialéctico arrastrado en el reflujo del socialismo, con los fundamentos de una amalgama muy compleja de corrientes filosóficas idealistas subjetivas que formaron la ideología de la llamada “posmodernidad”: desde el “realismo crítico” de Santayana, al “racionalismo crítico” de Popper; desde el existencialismo en lo heideggeriano, el pragmatismo de Dewey, y el funcionalismo de Person, al “neomarxismo”, o “filosofía de la superestructura”, de la “Escuela de Frankfurt”, de Horkheimer, Adorno, Marcuse, Fromm, y Habermas; hasta los herederos más recientes e influyentes de todo ello ya en el siglo XXI, principalmente con el “pensamiento complejo” de Edgar Morin, o del “pensamiento crítico”, de Peter McLaren*.

 

                                           Todo ello, en oposición al materialismo dialéctico no obstante haciéndose pasar por “marxistas”, declaró su negación a la objetividad, e hicieron de toda la historia, no una sucesión de los modos de producción y de la lucha de clases, sino una absurda extensión de las relaciones monetario-mercantiles en una “sociedad civil”, desde el paleolítico a nuestros días.  Del “realismo crítico”, tomaron el fundamento metafísico de la mediación empirista de “lo dado” a los sentidos como “la esencia”, que como elementos mediadores, constituyeron las “estructuras mentales” que “se inculcan” en el pensamiento.  Paralelamente, conforme su crítica a los “procesos civilizatorios de la modernidad” (la Ilustración), de una ciencia y una técnica “volcadas contra la sociedad”, fueron abandonando todos los aportes de ésta; el pensamiento lógico hipotético-deductivo, por el “asociacionismo” en la “dialógica”; y el método de la ciencia, volviendo al fundamento medieval del “principio de autoridad”; e incluso el concepto mismo de la verdad objetiva, suplantada por la “validación”, en el “consenso del diálogo de saberes”; y con todo ello, al final, se abandonó la formalización teórica de la ciencia y la ciencia misma; y así, la ciencia como tal ya en un sinsentido, se sustituyó por “el saber”, y el conjunto de la ciencias particulares pasaron a denominarse medievalmente, como los “estados del arte”.

 

                                           Ha sido todo ello en el contexto teórico en el que la síntesis de la contradicción dada en la teorización del espacio, quedó en el campo de los fundamentos del materialismo dialéctico; en tanto que la geografía de “los fenómenos” se acogió a ese idealismo filosófico subjetivista del “empirismo criticista” abiertamente metafísico, en donde, primero, se acabó reconociendo el espacio como el objeto de estudio (luego de diez años de que lo estuvimos demostrando); luego, en segundo lugar, se rompió el fundamento dialéctico materialista mecanizándolo (mediante el plagio de ideas en 1994); y en tercer lugar, el concepto de espacio se fundamentó en ese “empirismo criticista” metafísico, por el que el espacio perdió toda condición de realidad objetiva, y, subjetivamente, se definió como un “espacio, socialmente construido”.  Esto es, por lo que el espacio dejo de ser incluso el “conjunto de propiedades espaciales” objetivas de una realidad objetiva, para ser, en esa consideración de una geografía idealista subjetiva, un “constructo”, es decir, una idea de una construcción imaginaria, en este caso, el espacio, “imaginariamente” construido por la sociedad**.  Con ello, esa geografía de “los fenómenos”, finalmente, en el paso del siglo XX al XXI, se hundió de manera definitiva en la anticientificidad.

 

                                           Se resolvió la contradicción histórica principal de la geografía, de manera no-antagónica, sino por la síntesis de la dialéctica de la dimensionalidad material continuo-discreta, por la cual el espacio, como realidad objetiva, como forma no sólo de existencia de la materia, sino forma del movimiento de la misma, es una función de la realidad objetiva de los estados de espacio.

 

                                           Así quedó el desarrollo de la geografía al concluir la primera década del siglo XXI, a partir de la cual, se abrió un hiorizonte nuevo en esta ciencia.  Si los conocimientos científicos nuevos han de inferirse necesariamente de los conocimientos verdaderos antecedentes en función de una hipótesis, una nueva etapa histórica de la geografía se inició con la segunda década de este siglo, en la cual, ahora, a la premisa antecedente acerca de la naturaleza del espacio, le mediamos la tesis (en un juicio obtenido por analogía con la teoría de la cristalografía), del estudio del espacio por su simetría dimensional; y la hipótesis necesaria resultante, es que esa simetría dimensional, es la causalidad que hace esa dialéctica de la dimensionalidad material continuo-discreta; es decir, que es la causa del movimiento del espacio terrestre***.

 

                                           La investigación científica en geografía, pasa ahora por la verificación de dicha hipótesis; y para nuestra sorpresa, en 2012 nos encontramos con el trabajo de G.N. Katterfeld, “La Faz de la Tierra y su Origen”, 1961 (documento que se mantuvo en secreto tanto por la Unión Soviética, como por la Agencia Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), de los Estados Unidos, que dispuso de él en un mecanográfico en inglés de 1969), del que, desde 1976, sólo conocíamos unos “misteriosos” mapas utilizados confusamente para explicar la zonificación geográfica de la Tierra por B.M. Riábchikov, en su obra “Estructura y Dinámica de la Esfera Geográfica”, 1969; pero que, en realidad, se referían a la teoría de Krasnov-Katterfeld, de la “asimetría causal de rotación”, para explicar la causalidad de la forma y movimientos de la superficie terrestre; pero he aquí que las líneas de simetría de esos mapas antes “misteriosos”, no son, sino, justamente, las proyecciones paralelas o meridianas de los planos de nuestra “simetría dimensional”, que partió de una consideración más general.

 

                                           Dicho en otras palabras, lo que tenga de cierta la teoría de Katterfeld, verifica nuestra hipótesis, a la que llegamos independientemente en una solución semejante.  Y para el año 2017 en que redactamos estas notas, ese es el estado de la geografía en sus resultados de investigación básica y de punta.

 

                                           Nosotros pudimos hacer lo que hicimos, básicamente, porque los geógrafos del mundo socialista, conocedores necesariamente de la dialéctica materialista, estaban inmersos en la geografía de “los fenómenos”, a excepción de Katterfeld (pero cuyos estudios han sido secretos), haciendo valiosas contribuciones a los estudios geoeconómicos regionales para la planificación; y porque los geógrafos del mundo capitalista, desechando la dialéctica materialista, se hundieron en las posiciones idealistas subjetivas en la geografía de “los fenómenos”, en infinitos estudios de modelos aplicados.

 

                                           Hay algunos aspectos particulares de investigación de los últimos cinco años que agregar a lo expuesto, que en la medida de lo posible, a su vez, publicaremos; pero, básicamente, siendo todo esto lo que a nosotros en nuestro momento histórico nos tocó hacer; a partir de aquí, un nuevo geógrafo, verdaderamente científico, deberá de retomar lo hecho y continuar en el infinito estudio del espacio geográfico.

 

 


*        Hasta principios de 2004 ninguno de estos elementos estaba, sino acaso vagamente, en nuestro conocimiento, lo que habíamos desdeñado por años calificándolo de snobismo de las “nuevas izquierdas” pequeñoburguesas; pero al cursar la Maestría en Educación Superior entre fines de 2003 y 2005, todo estaba plagado de ello, docentes, materiales de estudio y compañeros de la maestría; y a marchas forzadas tuvimos que actualizarnos.

**      Constructo (definición dada a través de la red): “cualquier entidad hipotética de difícil definición dentro de una teoría científica. Un constructo es algo de lo que se sabe que existe, pero cuya definición es difícil o controvertida”.

***     El espacio geográfico es la dialéctica de la dimensionalidad material continuo-discreta.  La simetría dimensional es lo determinante en el movimiento del espacio geográfico.  Luego, la simetría dimensional, es lo determinante en la dialéctica de la dimensionalidad material continuo-discreta.