Geografía: sus Fundamentos Teóricos en la Filosofía Materialista Dialéctica. 8 Formalización teórica de la geografía. c) Axiomatización de las hipótesis, leyes, y teorías geográficas. Segunda Parte.

04.05.2017 16:06

Geografía: sus Fundamentos Teóricos

en la Filosofía Dialéctico Materialista.

8 Formalización teórica de la geografía.

c) Axiomatización de las hipótesis,

leyes y teorías geográficas. Segunda Parte.

Luis Ignacio Hernández Iriberri. 

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11 abr 17.

 

             c) Axiomatización de las hipótesis, leyes y teorías geográficas.

                Segunda Parte.

 

                                        Con Magallanes, habíamos dicho, quedó comprobada en los hechos de la práctica la más extraordinaria hipótesis geográfica, durante quince siglos discutida. Después de ello, se llega al momento cimero de la Ilustración en la segunda mitad del siglo XVIII, y hasta entonces, de los trabajos de José Antonio de Alzate y Ramírez, se plantea una nueva hipótesis geográfica; no formulada teóricamente a pesar de que para ese momento histórico ya bien podía serlo, sino dada en forma empírica (como resultado de la experiencia), y espontánea (de manera natural, inherente a esa experiencia práctica); esto es, el que el conocimiento geográfico, como lo había venido siendo en los últimos cinco siglos de manera dominante, sobre todo desde el siglo XIV prerrenacentista, no se reducía a una exclusiva “ciencia de los mapas en abstracto”, es decir, a una mera “disciplina cartográfica”, sino que, derivado de las necesidades sociales y la producción, la Carta Geográfica en general, tenía que convertirse en una “Cartografía Temática”, para operar como herramienta útil, más allá de lo que hasta entonces lo había sido para la navegación.

 

                                                Alzate no desbordaba en un planteamiento a manera de Posidonio (del “estudio de los fenómenos”), y mucho menos en el extremo estraboniano de la absolutización de ello; sino que, viendo la utilidad práctica de los conocimientos geográfico-cartográficos, supuso (en una hipótesis correcta), no sólo una mejor elaboración de una cartografía territorial con el registro temático obtenido de las oficiales Relaciones Geográficas, sino el plantear, a partir de ello, un arreglo territorial para fines de gobierno. Había en ese supuesto hipotético un salto cualitativo en el pensamiento geográfico propio de la ciencia de la Ilustración; pero que, a su vez, ya reflejaba un sentir generalizado, motivado por la riqueza natural de América, de volver en el conocimiento geográfico, al “estudio de los fenómenos en los lugares”, que finalmente se expresó, llevado hasta sus últimas consecuencias, en una “geografía de la Totalidad”, con Humboldt y Ritter, durante la primera mitad del siglo XIX.

 

                                                Tras la crisis en el pensamiento geográfico producto de la inviabilidad de esa “geografía de la Totalidad” que no tuvo su continuidad al pasar a la segunda mitad del siglo XIX, ello dio lugar, hacia fines del mismo, de una nueva y trascendental hipótesis geográfica, expuesta tanto por William M. Davis, como por Miguel E. Schulz: la hipótesis de las “unidades morfológicas”.

 

                                                A falta de una geografía sistemática o de un conocimiento científico formal, esta última hipótesis tampoco se formula de manera teórica; simplemente aparece como una nueva propuesta derivada de los fundamentos filosóficos en la teoría del conocimiento empirocriticista (del conocimiento reducido a lo empíricamente dado a los sentidos en forma directa); pero hipótesis trascendental, ya que, por primera vez, introducía un mecanismo de abstracción teórica por la cual se lograba separar del “hecho” estudiado, por un lado, su naturaleza como “fenómeno”; y por otro, su aspecto “morfológico” (espacial), que, precisamente, comienza a hacer consciente el concepto de espacio en el conocimiento geográfico.

 

                                                Por último, recientemente definido el objeto de estudio de la geografía ya como el espacio, la hipótesis geográfica volverá a aparecer, ahora, elaborada por necesidad de su formalización teórica; y en ello está ahora, la hipótesis teórica de la relación causal por los movimientos del espacio.

 

                                        Finalmente, respecto de las leyes y teorías geográficas, evidentemente, alno haberse desarrollado el conocimiento geográfico de manera sistemática, de las escasas pero relevantes hipótesis dadas, no ha podido sintetizarse teóricamente regularidad fundamental alguna en términos de una ley, o una teoría; a lo más, enunciadas como leyes empíricas (lo cual no les resta valor alguno), está la ley del efecto de Coriolis, de la primera mitad del siglo XIX, y, desde la teoría de las “esfrágidas” de Eratóstenes, y de los “climas” (inclinaciones), de Hiparco, se generalizaron las leyes empíricas de la Zonalidad y Sectorialidad Planetaria, de B.M. Riánbchikov, 1969.