Geografía: sus Fundamentos Teóricos en la Filosofía Materialista Dialéctica. 6 Análsisi histórico concreto de la contradicción principal de la geografía. f) La solución a la contradicción histórica principal de la geografía entre 1980 y 2009.

28.03.2017 17:18

Geografía: sus Fundamentos Teóricos

en la Filosofía Materialista Dialéctica.

6  Análisis histórico concreto

de la contradicción principal de la geografía.

f) La solución a la contradicción histórica 

principal de la geografía entre 1980 y 2009.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

https://dimensionalidad.webnode.mx/.

15 feb 17.

 

6  Análisis histórico concreto

de la contradicción principal de la geografía.

 

f) La solución a la contradicción histórica principal de la geografía entre 1980 y 2009.

 

                                           Lo primero, dialécticamente, fue hacer ver que el debate era sobre una contradicción, y que esta no era sobre el falso debate, “fenómenos naturales-fenómenos sociales”, sino, histórica y objetivamente dada, esta era sobre “el espacio y los fenómenos”, como una contradicción no-antagónica, que suponía una solución por síntesis de los opuestos.

 

                                           En nuestra tesis nos planteábamos “poner orden”, en principio, determinando el objeto de estudio de la geografía y su aparato teórico metodológico más general y esencial, y en las consideraciones iniciales de la investigación, bien correspondían las definiciones de lo determinado; es decir, la definición de “relación”; pero ante el resultado inesperado del espacio como el objeto de estudio, el problema se redujo a la argumentación de su realidad y naturaleza más general y esencial, y la definición, reuniendo la claridad de esos elementos esenciales, vendría unos años después.

 

                                           Ello dificultó la comprensión del resultado.  Mientras nosotros pensábamos el espacio en su mayor abstracción; el vacío y su dialéctica continuo-discreta; los más entendidos se referían a ello en la descalificación de una propuesta en “el vacío de los geómetras”; cuando la mayoría, si algo entendían, pensaban no más allá de “ordenamiento territorial”.

 

                                           Dado ese estado de cosas, la contradicción espacio-fenómenos, en nuestro pensamiento, se resolvía en la síntesis de “la dialéctica de la dimensionalidad material continuo-discreta”; es decir, de la dialéctica o movimiento del espacio, como la relación del “espacio vacuista” (lo continuo, las propiedades esenciales del espacio como tal); y el “espacio plenista” (los fenómenos, lo discreto); o dicho de otra forma, como el movimiento entre el espacio en forma “condensada” o generalizada (el vacío, lo continuo), y el espacio mismo en sus diversos estados de la materia (los fenómenos, lo discreto), en forma desplegada o particularizada.  Y es por demás entendible la dificultad de la comprensión por todos, cuando nosotros mismos apenas estábamos empezando a entenderlo (y nos sonaba a ciencia-ficción, razón por la cual nos lo reservábamos, incluso en el intercambio de ideas con el compañero José C. Martínez Nava, geógrafo marxista que a su vez estudiaba las relaciones de la dialéctica materialista en geografía, pero que, consecuente éste con el marxismo del momento en esos años ochenta, partidario del continuum einsteniano, censuraba la idea de que en ello estuviera la “metafísica” de la separación del espacio (definido en ese entones como el conjunto de “las propiedades espaciales” de los objetos materiales).

 

                                           Para la segunda mitad de los años noventa, pasando por la situación más difícil, en lo último por lo que nuestro cerebro se mantenía en movimiento: el problema del espacio, identificamos los fenómenos al concepto de “estados de espacio” (el “espacio plenista”, el espacio como una dimensionalidad sustancial en movimiento y transformaciones cualitativas), de modo que tal concepto fue una abstracción aún mayor, semejante a la de “unidad morfológica”, con la virtud de que en ello mismo se identificaba al espacio; es decir, se anulaba la metafísica.  Y ello nos dio la definición final del espacio: “la dialéctica de la dimensionalidad material continuo-discreta, o de campo-sustancia”.  Tal definición no tuvimos oportunidad de darla a conocer, sino luego de 2009 al crear nuestro Blog: https://espacio-geografico.over-blog.es/.  Esa era pues, la síntesis* de la contradicción histórica principal de la geografía, que expresada en forma de una relación funcional, es: [e = f(ee)], el espacio, como una función de los “estados de espacio” (uno de los cuales es el mismo vacío).  Así, en lo subsiguiente, se trataba de hacer la geografía a partir de ese conocimiento nuevo ya dado como antecedente, y ello suponía empezar por la definición de la noción de “estado de espacio” mismo, lo cual nos ocupó, distraídos en un sinfín otras tareas, la primera década del siglo XXI.

 

                                           Determinar las propiedades esenciales de un “estado de espacio”, consideramos que ya no pasaba por el esfuerzo de abstracción y generalización, sino por la identidad de estas en lo que ahora reconocíamos como un “estado de espacio”, es decir, el fenómeno; y lo intentamos a través de realizar ahora ya no tanto una geografía teórica, sino una geografía aplicada; y, keplerianamente, no nos podíamos deshacer del viejo modelo; hasta que, justo al crear nuestro medio de difusión, el Blog antes mencionado, en 2009, al crear un logo de identidad del mismo y reflexionar necesariamente en el espacio geográfico, imaginamos la tridimensionalidad del espacio euclidiano de la Tierra como su abstracción de simetría, junto con el espacio tridimensional euclidiano de la simetría de la Luna.  A ello agregamos después la analogía, imaginando cómo en la infancia observábamos a través de esas pequeñas canicas que llamábamos “agüitas”, de una azul para el caso, totalmente transparente con algunas burbujas en su interior: ese era el espacio, luego, identificado erróneamente el simple vidrio de la canica como un “cristal”, nos fuimos a la teoría de la cristalografía, “para ver qué se podía hacer”, de manera semejante, con el espacio geográfico.  Y a manera de Kepler destruyendo para siempre su “modelo de los poliedros perfectos” con las leyes objetivas del movimiento de los planetas; nosotros, con las leyes objetivas de la simetría, acabamos para siempre con el “modelo de los fenómenos”.  Comenzó allí, 2009, la etapa de la geografía contemporánea más viva, la presente.

 

 


* La síntesis, entendida como la reconstrucción de un todo que antes ha sido analizado; es decir, separado en sus partes componentes para examinarlo con más detalle; en el proceso hipotético-deductivo, dicha síntesis queda establecida en el consiguiente, en donde, luego de suprimido el término medio (que ha hecho la función de mediar entre las dos premisas o juicios del silogismo), se enlazan los predicados, tanto del consiguiente en calidad de sujeto, como de la primer premisa en forma del predicado.  Dicha síntesis significa un conocimiento nuevo, cuyos conocimientos analizados están contenidos tanto en el juicio de los antecedentes (la primer premisa), como algo ya demostrado antes, como en el juicio de tesis que se afirma (segunda premisa), como algo aún indemostrado, pero que se verifica (afirmativamente de ser intrínsecamente verdaderas las premisas), en el consiguiente, que hace la función de hipótesis.  En este caso, de las conclusiones a las que llegamos en los años noventa, la premisa antecedente está en el juicio de que <<Todo estudio del espacio, es tanto de las propiedades y leyes de la dimensionalidad del ”espacio vacuo” como del “espacio pleno”>> (algo demostrado desde Euclides y Euler); y en tanto que la premisa de tesis nosotros afirmamos que, <<La geografía es la ciencia del estudio del espacio>>, como un juicio que hay que demostrar mediante la hipótesis, como el juicio sintético en que se establece que, luego entonces, <<La geografía es la ciencia del estudio de las propiedades y leyes de la dimensionalidad tanto del “espacio vacuo” como del “espacio pleno”>> (esto es, tanto de las propiedades y leyes espaciales y de estas como fenómeno), tanto de la sustancia como del campo; tanto de lo continuo como de lo discreto).