Geografía: sus Fundamentos Teóricos en la Filosofía Materialista Dialéctica. 6 Análisis histórico concreto de la contradicción principal. a) La geografía de "los fenómenos" y la geografía "del espacio".

25.03.2017 16:31

Geografía: sus Fundamentos Teóricos

en la Filosofía Materialista Dialéctica.

6  Análisis histórico concreto

de la contradicción principal de la geografía.

a)  La geografía de “los fenómenos”

y la geografía “del espacio”.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

https://dimensionalidad.webnode.mx/.

15 feb 17.

 

6    Análisis histórico concreto

de la contradicción principal de la geografía.

 

a)  La geografía “de los fenómenos” y la geografía “del espacio”.

 

                                           La identidad de la geografía quedaba puesta la descubierto, en tanto que una ciencia del estudio del espacio.  Eso era lo que había estado siempre “oculto”, en forma abstracta, a lo largo de toda la historia de la geografía, en todo el trabajo cartográfico y la forma propia de tatar con los fenómenos, siempre objeto de estudio de otras ciencias, y regidos bajo sus propias leyes, en tanto las propiedades y leyes como “estados de espacio”, ya discretos o ya continuos, de los estados de la materia.

 

                                           Cuando el epicureísta miembro de la democracia esclavista, Eratóstenes de Cirene (276-196 ane), en siglo III ane, durante el reinado (246-221), de Ptolomeo Evergetes, en el apogeo de la dinastía griega de los ptolomeos en Egipto, define esa esfera de conocimientos dándoles el nombre de “Geografía” (de Gea, deidad de la Tierra; y grafía, dibujo descriptivo de la misma en los mapas), en el fondo, en una gran abstracción, lo que estaba en esencia como el objeto de estudio, era eso enormemente complejo que es el espacio.  Sería cuestión de tiempo en ese desarrollo de los conocimientos propios de la geografía, lo que poco a poco iría despejando ese objeto de estudio.

 

                                           Pero ello no ocurriría sin un desarrollo dialéctico, contradictorio por excelencia, en donde, en la evolución natural de la contradicción dialéctica, en esa imprecisa identidad original dada de la geografía, se empezaría a observar una diferencia.

 

                                           Posidonio (135-51 ane), geógrafo miembro de la aristocracia esclavista, que encontró un método astronómico para determina el perímetro de la Tierra, lográndolo con los mismos resultados de Eratóstenes, con un método geométrico, no compartía la interpretación materialista del mundo en la línea epicureísta de éste, sino en las posiciones idealistas del estoicismo, en un momento histórico en que, tras la caída de Cartago, Grecia también había pasado a convertirse en provincia romana, e iniciado el declinamiento de la Edad Antigua, Posidonio figuraba precisamente en el lapso del inicio del debilitamiento de la República, de los golpes de Estado de Mario y Sila, de la insurrección de Espartaco, y el surgimiento del primer triunvirato, con Pompeyo, Craso y Cesar.

 

                                           Y es Posidonio el que observa en esa identidad de la geografía en los mapas que describían el espacio terrestre, una diferencia esencial, que no sólo contrariaba los propósitos de la geografía, sino que culminaría en la contradicción histórica principal de esta ciencia: Posidonio comenzó a considerar que esa descripción del espacio terrestre en los mapas, no sólo era insuficiente a los propósitos del conocimiento geográfico, sino que, más aún, el verdadero objeto de estudio estaba en el conocimiento de “los fenómenos existentes en los lugares”.  Y así lo enseño a su discípulo, el estoicista miembro de la aristocracia esclavista romana, el historiador Estrabón (58 ane-25 dne), quien ya figuró a partir del segundo triunvirato, con Marco Antonio, Octavio y Lépido, y que con la elaboración de su “Geografía” (para completar su Historia), se convirtió en el “geógrafo” del Imperio al triunfo final del Augusto Octavio.

 

                                           La autoridad de Estarbón, no fundada en el conocimiento científico, sino en el acto de poder que le venía del Imperio, fue tal, que aún la autoridad científica de Ptolomeo (100-170), descendiente de Ptolomeo V, de la dinastía griega de los ptolomeos que reinaron en Egipto tras la muerte de Alejandro Magno, y con el cual Egipto se somete a Roma, no se atrevió a contradecir ni a poner en evidencia los absurdos geográficos de Estrabón; como la longitud del Mediterráneo, o el principal de ellos, que daría lugar al problema geográfico más importante hasta el Renacimiento: el mezclar la distancia correcta de Rodas a Alejandría (una anchura del Mediterráneo), en la consideración de Eratóstenes, con el valor angular de Rodas a la Estrella Canopus (Sirio), de su maestro Posidonio; de donde, con esos valores inconsistentes, obtuvo una nueva medida del perímetro de la Tierra en 10,000 km menos a lo determinado tanto por Eratóstenes como por Posidonio.  Uno de los ejemplos más notables de la “ciencia por decreto”, y no por la objetividad de sus resultados (hecho que se repite hoy en nuestros días).

 

                                           Ello muestra por qué, a pesar de todo, la obra de “Geografía” del historiador Estrabón, trascendió como la máxima autoridad en la materia hasta principios del Renacimiento, y con ello, la idea de que “la verdadera geografía”, era la de “los fenómenos en los lugares”.

 

                                           Si Eratóstenes había logrado dar en los mapas descriptivos de la Tierra una identidad a esta esfera de conocimientos; Posidonio había mostrado en ello una diferencia en el conocimiento geográfico, e incluso una contrariedad en la que el estudio de “los fenómenos en los lugares”, no se negaba con los mapas descriptivos de la Tierra.  Pero Estrabón se encargó de llevar esa diferencia y contrariedad, al extremo de la contradicción; es decir, en donde la afirmación de que la geografía era la ciencia de “los fenómenos en los lugares”, negaba drásticamente, el que fuese de “los mapas descriptivos de la Tierra”.  Y nació ahí, entonces, la contradicción histórica principal de la ciencia de la geografía.  El dominio de un opuesto sobre el otro en diversos y alternados momentos históricos, imprimió el movimiento de esta ciencia.  Ese dominio alternativo implicó los desarrollos teóricos, aportes y argumentos demostrativos, de una u otra parte, aproximándose cada vez más a la solución objetiva correcta en un objeto de estudio que había resultado enormemente complejo, y para cuya solución, históricamente no alcanzaban los conocimientos ni filosóficos, ni matemáticos, ni físicos, para esclarecerlo.  La matemática tuvo que avanzar en el conocimiento de la diversas geometrías que explicaran la diversidad de las propiedades del espacio; la física tuvo que desarrollar los conceptos de sustancia y campo, demostrar la inexistencia del éter, y reconocer la existencia del vacío; y la filosofía tuvo que alcanzar su expresión materialista dialéctica, para, con todos esos elementos, y objetivamente sólo con ellos, estar en posibilidad de poder, finalmente, definir y abordar el espacio como tal, en tanto el objeto de estudio esencial de la geografía.

 

                                           Nosotros estuvimos en el momento histórico de la convergencia definitiva de todo ello; y, a diferencia de todos los teóricos de la geografía en ese momento histórico privilegiado, fuimos los únicos en aplicar consecuentemente los fundamentos teóricos del materialismo dialéctico a la geografía, esencialmente en el análisis de la contradicción histórica principal en cuyo fondo estaba la categoría el objeto de estudio, lo cual hizo la diferencia en los resultados.

 

                                           Y por razones ideológicas, particularmente en el tránsito de los años ochenta a noventa de ese mismo siglo en que había surgido la URSS y setenta años después se producía la disolución de la misma con la caída del socialismo en la experiencia del siglo XX, una tesis con fundamento marxista como la nuestra, fue “proscrita” del ámbito de la geografía “oficial” institucional, para vergüenza histórica de todos esos geógrafos contemporáneos a esa institucionalidad (como la historia, necesariamente, lo confirmará).