Geografìa: sus Fundamentos Teóricos en la Filosofía Materialista Dialéctica. 2 La historia de la geografía. b) La historia de la geografía.
Geografía: sus Fundamentos Teóricos
en la Filosofía Materialista Dialéctica.
2 La historia de la geografía.
b) La historia de la geografía.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
https://dimensionalidad.webnode.mx/.
09 ene 17.
2. La historia de la geografía.
b) La historia de la geografía.
Hemos visto que el hacer de la historia en general, como de la historia de la ciencia en particular, requiere de sus propios métodos y técnicas en manos de un especialista propio de ello, al que el principio de objetividad, le impone apegarse exclusivamente a los hechos que la prueba histórica le da, sin hacer ninguna interpretación subjetiva de ello.
No obstante ese principio de objetividad, hay un hecho ineludible en el hacer de la historia: la toma de partido en un sentido ideológico. El historiador materialista dialéctico asume ese compromiso sin ningún cargo de conciencia, entendiendo perfectamente el significado de la objetividad, por una parte, y la supuesta “neutralidad”, por otra; pero el historiador fundado en filosofías idealistas, suele rehuir esa toma de posición de manera abierta (ya por ignorancia, ya por confusión cuando se identifica objetividad con “neutralidad” ideológica; o bien por inducir un perverso embuste en su labor, estando perfectamente consciente de sus actos).
Por sorprendente que pudiera parecer, hasta 1975 que comenzamos a entrar en el conocimiento de la historia de la geografía (y condición que cuarenta años después perdura), sólo había, y hay, tres obras formales como “Historia de la Geografía”: 1) la “Historia de la Geografía”, 1873, de Louis Vivien de Sint-Martin (1802-1897); 2) la “historia de la Geografía”, 1912, de Konrad Krestchmer (1864-1945); y 3) la “Etapas de la Geografía”, 1945, de René Clozier (1888-1987).
La extensa obra de Vivien de Saint-Martin del último tercio del siglo XIX, se caracteriza por una narrativa en una filosofía de la historia en forma lineal progresiva, exclusivamente “internalista”, en donde los factores económico-sociales de la parte “externalista”, parecen obviarse en la naturaleza propia de la geografía entendida por Saint-Martin como “ciencia de los viajes de exploración” (dados éstos por motivos económicos y expansión imperial). Hay en ella, a su vez, una fuerte influencia positivista, dada en la descripción enciclopédica sistemática en rigurosa cronología, siguiendo, a manera de etapas de la historia, la influencia de esos dominios imperiales.
La “Historia de la Geografía” de Konrad Krestchmer, de principios del siglo XX, por su parte, ya hace una periodización de la historia de la geografía, en una filosofía de la historia en ciclos abiertos o progresivos, apegados a la misma periodicidad de la historia en general: Antigüedad, Edad Media, Época Moderna, y Época Contemporánea. Sigue la idea de Vivien de Saint-Martin de la geografía como ciencia de los viajes de exploración, aun cuando ya aporta un fundamento teórico, por el que califica el objeto de estudio de la geografía, de acuerdo a la razón dominante en su tiempo, de la geografía idealista de Richthofen y Ratzel, de las relaciones entre los fenómenos; si bien esas relaciones, en nada guían el desarrollo mismo de esa historia, y de ahí que en Krestchmer domine la idea de un cierto “externalismo”, dado en realidad por la función inherente a las exploraciones.
La historia de la geografía titulada “Etapas de la Historia de la Geografía”, de René Clozier, de mediados del siglo XX, ya desde su título establece la idea de la periodización de la historia de la geografía…
Estas historias de la geografía, tanto por su ínfima cantidad, como por su contenido que se caracteriza en forma de una “historia de las exploraciones”, que en el fondo, “de alguna manera”, implica el estudio de las “relaciones entre los fenómenos”, que ya en Clozier (1945), se involucra el concepto de “fisonomía del espacio”, en función de las relaciones entre los fenómenos; es una historia (los hechos), determinada por las consideraciones teóricas del momento, en un planteamiento plenamente idealista filosófico; es decir, en donde son las ideas las que determinan lo que “deben ser” los hechos de la historia (las exploraciones, las relaciones entre los fenómenos), a partir de lo cual se interpreta la historia misma de la geografía.
En consecuencia, una historia de la geografía en un planteamiento materialista dialéctico, ha de establecerse a partir de lo inverso a lo anteriormente dicho; esto es, el que es la teoría, son las ideas, las que deben deducirse de la historia, deducirse de los hechos; es decir, que la teoría habrá de ser una abstracción y generalización de los hechos objetivos dados. El problema de partida aquí, es definir cuáles son esos hechos, los que hacen propiamente el conocimiento geográfico.
Pareciera así, formarse un “círculo vicioso”, en el que la teoría ha de deducirse de la historia, pero esa historia ha de definirse antes en función de una teoría. Este falso problema se resuelve en la historia de la ciencia, por cuanto que, en toda ella, hubo una primera etapa, de conocimientos formados en la experiencia y guiados por la espontánea curiosidad humana; es decir, una forma empírico-espontánea. Y fue hasta Aristóteles en el siglo IV ane, que, en el Liceo, comienza a ordenarse estos conocimientos en forma de especialidades. Y no fue sino un siglo después, que esos conocimientos acumulados acerca de la “descripción de la Tierra en mapas” (ya entre los griegos desde el siglo VI ane, con Anaximandro, Eudemo, Dicearco y Demócrito), se denominaron por Eratóstenes como, “Geografía” (de Gea, deidad de la Tierra; y grafía, dibujo, en este caso, el mapa).
Así, en un primer momento, de la historia se deduce la teoría. Pero, a partir de ahí, esa teoría guiará la historia subsecuente de la que, a su vez, se generalizará las nuevas síntesis teóricas.
Sin duda, la ciencia, toda, está determinada por las necesidades de la producción, y, en consecuencia, los modos de producción económica dan una primera base de periodización de su historia, por cuanto a las determinaciones “externalistas”. Luego, las características del movimiento propio de la contradicción principal por la alternancia de sus opuestos, como por una cada vez mayor abstracción y generalización de sus categorías, darán lugar a una nueva periodización histórica por cuanto a las determinaciones “internalistas” o propias de la ciencia dada, en el desarrollo de sus teorías y su aparato instrumental y metodológico.
Esta historia de la geografía, así, en esos términos dialécticos, no se ha escrito aún. Apenas la necesidad de la reinterpretación de la historia dada (como “historia de las exploraciones”, y como “historia de los mapas”), en función de nuestra categorización dialéctica materialista en donde explorar (de ex, sacar, fuera; y plorare, ir), en la extensión de la superficie terrestre, o el mapa como representación de esa misma extensión, se fue generalizando como el conocimiento de las relaciones entre los fenómenos del planeta, y luego, más en el fondo de ello, como el espacio mismo; dando así, una narrativa distinta de la historia de esta ciencia.
Finalmente, no solo la producción o economía determinan, en sus relaciones externas en esta historia, la naturaleza de la teoría; lo hace también, en sus relaciones internas, de manera esencial, la filosofía: la “filosofía de la naturaleza”, el aristotelismo, el epicureísmo y el estoicismo, en la antigüedad clásica; el realismo o el nominalismo en el medievo; el materialismo mecanicista, el empirismo, el cartesianismo y el kantismo, durante el Renacimiento y la Ilustración; el positivismo, el empirocriticismo, el pragmatismo, el neopositivismo, el marxismo, el estrucutral-funcionalismo, y el “neomarxismo”, en la contemporaneidad de los siglos XIX y XX. Una historia de la geografía completa, como tal, algún día habrá de recoger todos estos elementos en la explicación de su desarrollo.