Geografía: sus Fundamentos Teóricos en la Filosofía Materialista Dialéctica. 2 La historia de la geografía. a) La historia de la ciencia.
Geografía: sus Fundamentos Teóricos
en la Filosofía Materialista Dialéctica.
2 La historia de la geografía.
a) La historia de la ciencia.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
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08 ene 17.
2. La historia de la geografía.
a) La historia de la ciencia.
No se puede hablar de la historia de la geografía, sin antes establecer la condición comparativa por la que debe entenderse la historia de toda ciencia.
La condición sine qua non de la aplicación de la filosofía dialéctico materialista al estudio de cualquier objeto o fenómeno, es, primero, aplicar el principio de historicidad. Lo primero es conocer el fenómeno objeto de estudio por su desarrollo histórico, y en este caso no sólo se habla de la “historia de la geografía”, sino en ello hay el interés especial de entender el carácter de “historia de la ciencia” de la geografía, de modo que conviene dividir este capítulo en dos tratamientos: a) la historia de la ciencia, en el análisis de qué debe entenderse por toda ciencia estudiada en su desarrollo histórico; y b) el análisis de la historia dada de la geografía.
Habría que hacer previamente una consideración general al estudio de la historicidad, el cual se refiere al punto de partida de la interpretación general de la historia: 1) de la historia como un ciclo cerrado en donde todo tiene un origen, evoluciona, y decae hasta su destrucción total, para hacerse de nuevo desde “cero”; 2) de la historia como un desarrollo lineal progresivo y ascendente, en donde no sólo nada se repite, sino en donde no existen regresiones momentáneas y temporales de la historia; y 3) de la historia como un desarrollo cíclico en espiral, evolutivo, progresivo, ascendente, en donde las etapas de la historia parecen repetirse, si bien no desde “cero”, sí en nuevas condiciones y en donde se da, a su vez, momentos temporales de regresión. La primera interpretación pertenece al pensamiento mitológico y metafísico en general; la segunda, al pensamiento mecanicista; y la tercera al pensamiento dialéctico.
Las historias dadas de la geografía, están particularmente inscritas en la filosofía de la historia mecanicista, en tanto que nuestro análisis crítico marxista de esas historias, por supuesto, se interpretan en la filosofía de la historia del desarrollo en espiral.
Al estudiar la historia de la ciencia en general, la narrativa de ello (independientemente de los fundamentos interpretativos), se centra en la secuencia del esclarecimiento de la naturaleza de un objeto de estudio, conforme se va desarrollando una metodología de investigación tanto teórica como experimental, involucrando en ello los procedimientos hipotético-deductivos como analítico-sintéticos, y, en consecuencia, a su vez, el invento del instrumental científico.
Por otra parte, la teoría de la historia de la ciencia nos hará considerar no sólo ese desarrollo interno del conocimiento científico por sus hipótesis, teorías, metodología, instrumental, y descubrimientos; sino, a su vez, su desarrollo por las determinaciones externas, es decir, por los factores económico-sociales, políticos y filosófico-ideológicos de cada momento de la historia en general.
Cuando se estudia la historia de cualquier ciencia particular (la astronomía, la física, la química, etc), desde el punto de vista de la dialéctica materialista, no basta con la consideración “romanticista” del “análisis internalista”, de la ciencia, “ideal”, “de ensueño”, ajena a una formación económico-social, a un modo de producción dominante, y en ello, de los intereses de unas u otras clases sociales, que en mucho, favorecen u obstaculizan esos trabajos del pensamiento científico. Como, a su vez, resulta infértil la exclusiva consideración del “análisis externalista” de la ciencia, en el que se pierde la riqueza misma del proceso del conocimiento científico*.
Al considerar la condición necesaria de la historia de la geografía en la aplicación de la filosofía dialéctica materialista, deberá esperarse toda esa riqueza de datos internos y externos que dan la explicación de la historia en su mayor objetividad, y, obvio, de donde se tendría a la vista una historicidad materialista dialéctica. Pero ese no fue el caso, en lo absoluto, en nuestra investigación, en la que sólo dispusimos de las únicas tres Historias de la Geografía, histórica y formalmente elaboradas como tales: 1) la “Historia de la Geografía”, 1873, de Louis Vivien de Saint-Martin (1802-1897); 2) la “Historia de la Geografía”, 1912, de Konrad Krestchmer (1864-1945); y 3) “Las Etapas de la Geografía”, 1945, de René Clozier (1888-1987).
La historia de la ciencia es, pues, parte fundamental de la investigación no sólo dialéctico materialista, sino del campo de la investigación teórica. Es explicable que la geografía, en el segundo lustro de los años setenta del siglo XX, se viera inmersa en ese “gran caos” teórico, cuando en su milenaria existencia, sólo se disponía de tres obras fundamentales de sobre su historia (y no obstante, casi medio siglo después, aún se sigue igual). Pero, dialécticamente, cabe pensarlo también a la inversa; es decir, es explicable aquel caos en la geografía, cuando en su milenaria existencia no hubieran aún podido determinarse su objeto de estudio, lo que, en consecuencia, sólo podría hacer de su narrativa histórica, una historicidad esencialmente empírica, intuitiva, errática, en donde esos res únicos autores, resultan unos “aventureros osados”, que, no obstante, han hecho una importante contribución al esclarecimiento teórico.
Luego, en una historia de la geografía no-formal como tal, se tiene en innúmeros pasajes particulares explicativos de lo que tal o cual autor hizo, dejando su aporte al conocimiento geográfico, así, empíricamente entendida (es decir, dado por la pura experiencia), y en espera de una historia fundad en el materialismo dialéctico, que le de su lugar en la lógica del desarrollo de esta ciencia.
Con esas condiciones, pues, iniciamos nuestra investigación, y en ella, de la aplicación de la dialéctica materialista, lo que desarrollaremos en concreto en los siguientes capítulos.
* Por mucho tiempo, un falso debate entre estas dos posiciones en la historicidad dela ciencia, se calificaban mutuamente, al “análisis internalista”, como historicidad positivista; y al “análisis externalista”, como historicidad estructuralista. Evidentemente, era resultado de una visión mecanicista que no veía la unidad dialéctica de ambos aspectos, por lo cual, la “historia internalista”, no es sino la “historia externalista” misma “condensada” o generalizada; tanto como la “historia externalista”, es una “historia internalista” desplegada.