El Lugar de lo Geográfico en lo Geopolítico
El Lugar de lo Geográfico
en lo Geopolítico.
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
https://dimensionalidad.webnode.mx/;
21 diciembre 2009.
Si el principio esencial de la geopolítica -hemos dicho-, es la lo geográfico como determinación de lo político (o lo político como determinante o causal de lo geográfico), y en ello pareciera bastar para el análisis científico causal, en consecuencia, sólo lo político, ello nos problematizó, consecuentemente, sobre el lugar de lo geográfico en lo geopolítico; esto es, su función como razón suficiente para hablar de una geociencia, que, por lo tanto, bien implica la intervención, en algún sentido, del geógrafo.
La solución del problema tiene que ver, pues, con el factor del espacio terrestre y sus propiedades, en su determinación política. Es decir, el por qué un lugar y no otro, en la consecución de los fines políticos que en su esencia, no es otra, más que el poder.
El lugar de lo geográfico en lo geopolítico, no es sino el de un medio, para un fin; y en ese sentido, es el de la función ya táctica (de objetivos inmediatos), o bien estratégicos (de objetivos a largo plazo), y por lo tanto, podemos decir que lo geográfico en lo geopolítico, es la función, generalizando, geoestratégico-política.
La geopolítca es, en consecuencia, la expresión del poder en extensión; y no, como la descalificaban los teóricos soviéticos por el empleo que así le daba el nazismo o aún le da el imperialismo norteamericano, una simple teoría burguesa reaccionaria y anticientífica. De cómo se plantee el problema del poder, es que ello determinará el carácter reaccionario o progresista que, en su aspecto particular, fundamente una geociencia, en este caso, la teoría geopolítica.
De los ejemplos que hemos dado, en la película cinematográfica de “El Bueno, el Malo y el Feo”, en medio de tres posiciones frente al problema del poder: la del interés Yanqui y la del interés Confederado en el caso del filme, del poder expresado en la posesión del puente, y la del interés de los bandoleros, que finalmente era la omisión de todo poder político, sustituido por un interés personal; en ello se ironizó la teoría geopolítica anticientífica, en la cual se juzga que lo geográfico (los puentes), es causa de lo político (la batalla), y, en consecuencia, eliminada “la causa”, se eliminó “el efecto”. Ha sido, pues, un ejemplo didáctico.
Pero en el caso real del ejemplo de la Batalla de Stalingrado, donde el problema del poder se juzga entre el poder del proletariado en su propio país, o el poder de la burguesía invasora. En ello, no un puente volado, sino más de quince construidos, fueron sólo el factor táctico, en los fines estratégicos de la batalla; misma que en su conjunto era, a su vez, factor geoestratégico de la lucha por el poder expresado en extensión; o en su localización y distribución espacial a otra escala.
Aquí, inversamente al “ejemplo didáctico”, lo político (la batalla en la lucha por un poder ideológico y económico-político), es causa de lo geográfico (la construcción táctica de puentes, para retomar y conservar la Ciudad). Y lo político se tradujo, además, en un resultado moral. Eliminada la causa real (la acción político-militar nazi), se eliminó el efecto real (la toma de Stalingrado por éstos).
Y para ese análisis causal, no sería suficiente el politólogo, el cual vería esencialmente las causas de la acción político-militar; se hace necesaria la intervención del geógrafo, que, por su parte, verá esencialmente el espacio terrestre y sus propiedades, incluyendo en ellos, los movimientos mismos de las tropas, de una y otra parte.
Para terminar, ahora podemos entender las características de los actuales análisis geopolíticos, tan en boga nuevamente hoy en día.
En México tenemos un refrán popular en función de una bebida alcohólica tradicional: <
Los geopolíticos actuales –lo he podido vivir con ellos en foros de análisis–, de manera semejante a ese refrán (en una mala rima, sólo para enfatizar la ironía), dirían: <
Todo análisis, del problema que sea, tiene como causa el factor físico geográfico llamado “yacimiento perolero” (u otras variantes energéticas o de riqueza), es decir, finalmente, tienen como causa un hecho geográfico. Es pues, una geopolítica “determinista geográfica” justificadora de los intereses del capital y de la guerra. Y ese análisis es tan simplista (receta de merolico para todo mal), que para el caso, por ejemplo, del conflicto centro-asiático desde Tadjikistán hasta Irán, y desde Georgia y Armenia hasta kirguistán y Afganistán; toda causalidad del mismo es, básicamente, el petróleo. Y si bien ello está en el juego del poder, en el fondo, hay razones causales realmente más evidentes, pero veladas precisamente por esas “obvias” elucubraciones “petrolíficas”, que nos impiden entender más claramente la explicación de ciertos hechos, aparente secundarios e indirectamente conectados, y con ello, la realidad misma.