El Concepto de Metodología Geográfica
El Concepto de Metodología Geográfica
Dr. Luis Ignacio Hernández Iriberri
http/dimensionalidad.webnode.mx/,
septiembre, 2009.
El concepto de Metodología Geográfica
Este es un aspecto muy interesante, me devuelve a esos años intensos de mi vida académica en el Colegio de Geografía, de la Facultad de Filosofía. Desde un año antes de ingresar a la carrera, cuando ya había decidido ser geógrafo atraído por la diversidad del conocimiento, toda mi atención se centró, justo, en el problema de la metodología del conocimiento geográfico; y ello me ocupó durante todos mis estudios. La razón es simple: es resolver qué hace un geógrafo, y cómo lo hace; es decir, acerca de qué obtiene un conocimiento nuevo, y cómo lo obtiene.
La palabra “método”, en griego quiere decir, simplemente, “camino a seguir”, y en este caso, se refiere al “camino científico”; y, en consecuencia, de lo que se trata al preguntarse uno tal cosa, es, sencillamente, de aprender a caminar a la luz del conocimiento acumulado y en la certeza de las leyes objetivas del conocimiento como reflejo de la realidad objetiva.
La metodología geográfica, pues, no debemos esperarla tampoco producto de “geniales o arbitrarias ideas”; el método, el procedimiento para obtener el conocimiento cierto o verdadero acerca de la realidad objetiva, se desprende del objeto mismo de estudio (esto es, no podemos desentrañar el espacio terrestre en tanto objeto de estudio, con la leyes de la ecología o la sociedad, sino con sus propias categorías y leyes, que en esencia –hemos visto– son físico-matemáticas).
El método, y su estudio en la metodología, por más que consista en un camino de certidumbre y un conjunto de procedimiento rigurosos, no quiere decir, en lo absoluto, “receta”, una fórmula a seguir mecánicamente, por demás, inamovible. El método, ciertamente es ese conjunto de procedimientos y rigurosos condicionantes, pero si algo le presupone en la investigación científica, es la creatividad; la creatividad justo con esas herramientas, como la creatividad de cualquier artista con sus propias técnicas rigurosas y sus herramientas especiales: la voz, un instrumento musical, la expresión corporal, la escritura del poema o la novela, la representación teatral, el pincel, el martillo y el cincel, et sig, El arte, y con ello la técnica y la creatividad en la herramienta metodológica por excelencia del geógrafo, está en la elaboración cartográfica, en tanto la Carta Geográfica es justo esa representación abstracta del espacio terrestre, reflejo objetivo del espacio terrestre concreto (nosotros nos ocupamos mucho de ello cuando estudiantes, en relación con el protocolo de la ciencia en la sistematización del conocimiento; pero a la vez, el compañero José C. Martínez Nava se ocupó a tal punto del asunto, que su tesis de Licenciatura versó específicamente sobre ello, pero, en su caso, en el protocolo del método científico relativo a la metodología de la teoría del conocimiento; sobre lo cual abundaremos más adelante).
Así, carece de sentido lógico plantearse el problema de la metodología geográfica en la forma de su sistematización del conocimiento, sin antes plantearse el problema más general acerca del método científico, cuyo fundamento es, precisamente, la teoría del conocimiento.
Aquí tendremos que decir algo que por primera vez vamos a tener que decir; por treinta años lo habíamos omitido por el elemental respeto que debe uno que apenas está en el proceso de formación, hacia sus profesores, cualesquiera que sean. Bajo la concepción de la “geografía de los profesores” –y ello es un concepto muy concreto que se refiere al papel que los Profesores Normalistas en México desempeñaron en la formación geográfica–; los cuales formados a su vez para la Educación Básica, al incursionar en la Educación Superior (un fenómeno que en México tiene una explicación muy específica), enfatizaron el carácter positivista de la Geografía; es decir, su carácter eminentemente empirista, descriptivista, y enciclopedista (donde la partícula “ista”, significa “doctrina de”, o “culto a”, cada una de esas cosas); esto es, en donde el concepto mismo de la ciencia se reducía a ello, porque el positivismo afirmaba que ello era la ciencia. Más aún, donde la Geografía se entendía como una ciencia no-exacta, esto es, humanista o social (¿se va entendiendo por dónde anda el discurso de esos geógrafos fenomenistas?), y dado que otra característica fundamental en la definición de ciencia como conocimiento exacto por el positivismo, era su carácter matematicista, de donde, luego entonces, aceptar el contenido matemático en Geografía, sólo podía ser mediante una pretendida “mezcla de ciencias” (¿se entiende por qué se nos identifica por ahí? No porque lo seamos, sino porque desde su marco teórico gnoseológico ahí se nos quiere poner).
Esa “geografía de los profesores”; la Geografía destinada a la Educación Básica y que en ese ámbito resultaba fundamental, expuesta de esa manera enciclopédica y divulgativa para la formación culta general de una población que a fines del siglo XIX y principios del siglo XX apenas sabía leer y escribir; al ser llevada al ámbito de la Educación Superior, tuvo por primer fin, la lógica misma del positivismo; pero inmediatamente después, el objetivo era preparar a los futuros geógrafos profesionales en esa misma línea, tal que justificaran a su vez la formación de los educadores; con la agravante de que el Colegio de Geografía de la UNAM, quedó convertido en una especie de “Normal Superior” a otro supuesto nivel.
Ello, con la lógica del Estado en una filosofía positivista, constituyó en cierto modo una necesidad social hasta fines de los años cincuenta. Pero parte de la crisis gestada en la siguiente década de los años sesenta, fue también el rechazo que las generaciones de geógrafos no-normalistas de esos años, hicieron a su pretendida formación reducida a docentes (algunos de los cuales, profesionales laborando en distintas dependencias del Estado, tratamos ya como nuestros profesores; y con más delineamiento de lo que en realidad fue esa generación, como compañeros de trabajo, principalmente en la Industria Petrolera). De viva voz de ellos conocimos los objetivos de la propuesta educativa que demandaban para sí, porque para ellos esa era su necesidad por el ámbito en que laboraban: formarse para satisfacer las necesidades, no de la educación, sino de la producción. Nosotros fuimos la siguiente generación, y no sólo formamos parte inmediata de la misma necesidad, sino que a ello se sumó, en consecuencia, la necesidad de “reteorizar” el conocimiento geográfico.
Sin embargo, treinta años después, las nuevas generaciones aún necesitan la respuesta a qué es, primero, no la metodología geográfica, sino el método científico mismo, y luego cómo éste es llevado a través de los postulados, principios, leyes y categorías de la Geografía, al conocimiento de las propiedades de su objeto de estudio, el espacio terrestre.
Curiosamente, la próxima semana (lunes 28 de septiembre), con estudiantes de Administración de Empresas, inicio un curso titulado “Técnicas para el Proyecto de Investigación”. Traídos sus apuntes a este Sitio, el mismo no será más nuestra respuesta a la clásica pretensión muy estudiantil, de un cursito más para acumular créditos, sino expuesto aquí, en la Red Internacional, conllevará el compromiso de aportar los elementos fundamentales del método científico (que ya veremos cómo lo resolvemos combinado para la Administración y la metodología de la Geografía).