Dialéctica de las Transformaciones Continuo-Discretas.
Dialéctica de las Transformaciones Continuo-Discretas.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
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(13 sep 19)
Para satisfacción personal, luego de que desde principios del año 2019 publicáramos una serie de artículos sobre el error lógico de suplantación de tesis con un planteamiento fenomenista cometido por Estrabón respecto de la geografía espacista de Eratóstenes; de otra serie de artículos sobre la formalización teórica de la geografía como ciencia; de la identidad de las teorías de la asimetría causal de rotación de Katterfeld y de la simetría dimensional nuestra, elaboradas independientemente; sobre la importancia del Bosón de Higgs; y de la consistencia lógica de la geografía en todo lo que, finalmente, expusimos los principios de nuestra teoría de la simetría dimensional, en la que sus fundamentos radican en la abstracción del espacio como el vacío, y de éste como un campo que supone una cierta energía (en este caso -p, como la constante cosmológica), ahora hemos visto publicada por los autores Kevin Croken y Joel Wheiner, la idea de que un tipo de agujero negro denominado “objeto genérico”, son esferas de simetría de “energía oscura” envueltas en una “corteza extraña”, en la proximidad de la cual los fotones quedan atrapados.
La breve nota publicada no precisa más información, pero puede deducirse que, si esa teoría es correcta, entonces es posible que eso que ahí se llama “energía oscura”, no sea sino la energía del campo vacío que actúa contra la gravedad como la fuerza más poderosa. En consecuencia, el agujero negro sería una masa superdensa (o un muy marcado encurvamiento del espacio), capaz de retener (+p) no sólo los fotones, sino el mismo vacío (-p) como fuerza equivalente, a la que incluso logra revertir localmente. En ese sentido, el agujero negro se comportaría exactamente como una “Esfera de Marburgo” de Otto Von Guericke, en donde la carcaza de ésta que encierra el vacío, en el agujero negro (u “objeto genérico”), es esa “corteza extraña”, especie de “horizonte de sucesos” que se expone en el modelo de dichos autores.
Así, si en un principio, del vacío (campo continuo) se formaron finalmente los astros (masas discretas), ahora, de una masa superdensa se forma el vacío. Este hecho, como fundamento de la teoría geográfica como ciencia del estudio del espacio, en nuestra teoría de la simetría dimensional establecería a la Tierra, como al Sistema Solar, como una etapa temprana del proceso inicial de transformación dialéctica de un estado de espacio como campo continuo vacío, a un estado de espacio en una masa discreta.
Pero, en las alternativas de la hipótesis, podría pensarse un tanto al revés en el proceso inicial, y considerar que, en un principio, la inestabilidad del vacío generó ya núcleos superdensos (o encurvamientos del espacio), de cuya simetría y movimiento rotacional, brotan los astros de una galaxia (lógica principal manifiesta en las galaxias espirales y barradas); es decir que, el agujero negro (ya como una masa gravitacional o un encurvamiento del espacio), no sería el efecto final, sino la causa inicial.
Ya en aquellos artículos del curso del 2019 hacíamos alusión a que la llamada “energía oscura”, no es sino, muy probablemente, una forma moderna del “horror vacui”, en el que se elude hablar del vacío como un campo, e incluso de éste en sus transformaciones en estados discretos. Probablemente la “materia oscura” y la “energía oscura” sean “algo”, nuevas formas de existencia de la materia descubiertas (asunto de la astrofísica), que existen en el espacio, en el vacío, y entonces aún nos queda por entender la naturaleza de ese espacio y ese vacío. Pero, en la misma posibilidad, puede afirmarse que esa “materia oscura” y “energía oscura”, son, en realidad, la naturaleza misma del espacio vacío.
Entre tanto; asunto de los astrofísicos, ellos nos habrán de aclarar el hecho; nuestra teoría de la simetría dimensional trabaja sobre los postulados de la forma esencial del espacio como el campo vacío, dialécticamente convertible en estados discretos; de modo que no sólo los agujeros negros en los centros galácticos, sino núcleos desarrollados de estados de espacio discretos formando estrellas y los demás astros, hacen las infinitas formas de los estados de espacio.
De este modo, en la mayor generalidad y esencialidad del conocimiento, geográficamente el planeta Tierra es un estado de espacio discreto en las transformaciones materiales de la simetría del vacío o espacio continuo mismo, y es en las abstracciones de las leyes de éste, que se explican, ya la geografía de la Tierra, como, bajo las propiedades de simetría dimensional de cada cuerpo, la geografía de todo otro astro.
El descubrimiento del Bosón de Higgs, la desclasificación de la teoría de Katterfeld, y ahora los agujeros negros como “energía oscura” (energía del espacio vacío), confirman plenamente la certitud de nuestra teoría geográfica de la simetría dimensional.