Comentario al libro: Las Etapas de la Geografía, 1942; René Clozier.

12.11.2018 14:09

 Comentario al libro;

“Las Etapas de la Geografía”,

de René Clozier, 1942*

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

https://dimensionalidad.webnode.mx/

(5 nov 18).

 

                                 “Las Etapas de la Geografía”, 1942, de René Clozier, es, en nuestra consideración, la tercera obra en tratar formalmente la historia de la geografía como una historia general, luego de los trabajos de Louis Vivien de Saint-Martin de 1873, y de Konrad Kretschemer, de 1912.

 

                                 Breve trabajo de 128p en esquela, que incluye mapas representando las exploraciones del mundo en distintas épocas.  Esto es, que, al igual que Louis Vivien de Saint-Martin y Konrad Kretschemer, para René Clozier, el eje rector de la historia de la geografía es la actividad exploratoria en extensión en la superficie terrestre.

 

                                 Mientras Viven de Saint-Martin sigue las exploraciones en la evolución de los imperios, Kretschemer, y ahora Clozier, estudian las exploraciones en la división socio-cultural de las etapas de la historia; la Prehistoria, la Antigüedad, la Edad Media, la Época Moderna, ésta, la que ya en Clozier se estudia más en detalle subdividiendo las etapas de los siglos XV-XVII (renacentista), y siglo XVIII (la Ilustración), para agregar los conocimientos exploratorios de la Época Contemporánea hasta mediados del siglo XX.

 

                                 Pero distingue ya a la obra de Clozier la temática de sus dos últimos capítulos (Cap VII y VIII), en los que trata, en el Cap VII “La Geografía Moderna”, en el tratamiento de la “la cartografía y la geografía matemática; “los fundadores de la geografía moderna: Humboldt y Ritter”; “las escuelas de geografía”; y la “geografía general y regional”; y, en el Cap VIII “la ciencia geográfica.  Procedimientos de trabajo y problemas de método”, desarrollando los fundamentales temas teóricos de, “la geografía y las ciencias próximas”; “la autonomía de la geografía”, y “los procedimientos de trabajo”, en los que analiza la descripción, la observación, el método geográfico, y la explicación en geografía.

 

                                 En la obra de René Clozier, la historia de la geografía ya no es exclusivamente historia, es también el tratamiento de la teoría, si bien, literalmente, “capítulo aparte”, y no como algo deducido directamente de lo histórico.  El eje rector de su historia, las exploraciones geográficas, no tiene más explicación teórica que exponer sus condiciones técnicas y motivaciones en un cierto factor de “historia externalista”.  Clozier no pretende tampoco el detalle histórico, sino toma de cada etapa lo más representativo del pensamiento geográfico.  Un ejemplo de tratamiento  teórico “capítulo aparte”, como interpretación conclusiva subjetiva, es cuando, a partir de 1617 en que se inician los trabajos para la determinación de la forma exacta de la Tierra, reconoce el trabajo geodésico, pero no ve en ello la segregación de dichos conocimientos geodésicos en una ciencia aparte que vuelve a problematizar con más agudeza aún, el objeto de estudio de la geografía, sino ve sólo en ello los avances de la geografía misma en una mayor complejidad en la diversificación de lo que juzga ser sus propios estudios.

 

                                 De ahí adquiere particular importancia la temática teórica tratada en sus dos últimos capítulos; la primera de ellas, la de “la cartografía y la geografía matemática”.  Clozier publica la primera edición de su “Etapas de la Geografía”, en 1942, exactamente a quince años de que Alfred Hettner publicara su obra “La Geografía, su Historia, su Naturaleza, y su Método”, 1927, en la que Hettner ya dejaba en claro con suficientes fundamentos que el objeto de estudio de esta ciencia era el espacio (idea que plantea por primera vez, incluso, desde 1895), si bien concepto de espacio inmerso en la idea empirocriticista de lo dado directamente a los sentidos en la morfología del “hecho” o cosas del paisaje.  Clozier aún está en la línea de la fragmentación de la geografía, primero, no viendo en la cartografía la representación del espacio; y, segundo, haciendo de ello una “geografía matemática”; por lo que, para Clozier, el estudio geográfico está aún en el positivismo clásico del empirismo descriptivista enciclopédico de “los fenómenos”, en una corología del orden de cosas coexistente que forma el paisaje.

 

                                 Se entiende, entonces, por qué Clozier, en una segunda temática, ve en Humboldt y Ritter a los fundadores de la geografía moderna; y en esa línea de pensamiento, antes que ver en las diferencias y la contrariedad la lucha de dos formas básicas del pensamiento geográfico en contradicción, ve, en una tercera temática, sólo las propuestas de diversas “escuelas de geografía” dadas por una identidad nacional (la escuela francesa, la escuela alemana, la escuela inglesa), en donde, antes que un arreglo teórico único, en una cuarta temática tratada, Clozier aumenta la confusión de conceptos entre una “geografía general” y una “geografía regional”, una “geografía morfológica” o una diversidad de “geografías de los fenómenos”, etc.

 

                                 Así, más esencial se hace aún su Cap VIII “La ciencia geográfica.  Procedimientos de trabajo y problemas de método”, en donde empieza por dar la definición de la geografía: “ciencia del estudio de la fisonomía del globo, de los aspectos que resultan de su clima, del relieve, de las asociaciones vegetales y de los grupos humanos”[1]; a lo que agrega la justificación de que esa definición no significa un simple catálogo de “hechos en los lugares”, sino que pretende dar una explicación científica.  Pero donde esa explicación científica, que no sea la dada por las ciencias especiales en cada uno de esos fenómenos, sino una explicación científica propiamente geográfica, necesita de una exposición clara y fundamentada, y René Clozier la intenta, empezando por distinguir la autonomía de la geografía de sus ciencias vecinas.

 

                                 Así, Clozier apunta en ello la conciencia de una contradicción fundamental en el seno de su propia posición (no como la contradicción principal de la historia de la geografía), la que denomina como “una cuestión de principio”, y dice: “la geografía se reduce esencialmente a la ubicación descriptiva delos hechos de la superficie terrestre”, donde “este esfuerzo de objetividad  ̶continua Clozier mismo ̶, está en contradicción con la generalización explicativa”[2], dónde dos tendencias incompatibles, una en donde la geografía complementa a las otras ciencias; y otra, en donde la geografía establece la elación entre los fenómenos.  En todo caso, no obstante, concluye Clozier, la geografía así, “es parasitaria de otras disciplinas”[3] (lo cual parece aceptar sin otra alternativa).

 

                                 La anterior conclusión lleva a Clozier a discutir el problema de la autonomía de la geografía, de sus propios procedimientos de trabajo y método propio.  Centralmente está en su preocupación el carácter experimental en la determinación de una disciplina de conocimientos como ciencia, y retoma a Emmanuel de Martonne, para quien, “la superficie de la Tierra es un maravilloso laboratorio”[4]; luego aborda el asunto de los procedimientos de trabajo, empezando por la descripción, referida a la “descripción del paisaje en sus unidades regionales”.  No es esta una descripción enumerativa, sino una descripción explicativa, conocedora de la causalidad en todo aquello que describe.

 

                                 Luego comenta la categoría de la observación, a partir de la cual el geógrafo buscará la “síntesis ordenada” como aspecto esencial de la investigación científica.  La observación, dice Clozier, es la “utilización racional de la percepción”[5].  Todo ello, como esa “síntesis ordenada”, converge en el documento geográfico por excelencia: la carta geográfica, “resumen de las características del trabajo geográfico”[6], y en el que, finalmente, según Clozier sin más demostración, se da la explicación (la causalidad).

 

                                 Así, para Clozier, la explicación en la metodología geográfica es resultado de la observación, descripción y explicación del paisaje regional sobre la base de dos principios: el principio de extensión o localización; y el principio de comparación o analogía, como medio de generalización y explicación.

 

                                 En consecuencia, la explicación en geografía, para Clozier, es lo que hace a la geografía una ciencia.  Y da un ejemplo de ello: “el estudio de las causas del Macizo Central o de la Plataforma del Jura”.  Y, la paradoja, es que nada hay en ello, como en otra serie de ejemplos que ofrece, que no confunda el trabajo geográfico, ya con el geológico-geomorfológico, o con el meteorológico-climático, o incluso con el económico-político, etc; en adelante, muy a su pesar, todas las categorías usadas, pertenecen a otras ciencias, sin que Clozier pueda resolver la contrariedad.

 

                                 Al final, la “debilidad” de la geografía frente a las otras ciencias, está, a decir de Clozier hacia mediados del siglo XX, en dos razones: 1) la imposibilidad e la experimentación en geografía; y, 2) la importancia del factor humano; y dado ese “factor humano”, Clozier concluye en la práctica, haciendo de la geografía, una “geografía humana”.

 

                                 Un comentario final de nuestra parte está en destacar el valioso hecho de vincular, por primera vez, la historia de la ciencia de la geografía a las consideraciones de sus fundamentos teóricos.  Estos fundamentos no se deducen objetivamente de forma directa o explícitamente de lo histórico, pero necesariamente es así en forma tácita y subjetiva, en donde el concepto de la geografía en Clozier como la <<ciencia de la fisonomía de la superficie terrestre, resultado de la actividad transformadora de los fenómenos naturales como de los humanos>>, deriva de la esencialidad que se le da a la explicación cartográfica del paisaje regional.

 

                                 En Clozier, el concepto de “espacio geográfico” (hecho teórico abstracto en la carta geográfica), es suplido por el concepto empírico concreto de “paisaje regional”.  Así, a nuestro juicio, Clozier, junto con Hettner para quien el espacio geográfico es la morfología del paisaje regional, sintetizan la contradicción histórica esencial del pensamiento geográfico, en su desarrollo hacia mediados del siglo XX.

 


*        Consultado de; Clozier, René; Les Étapes de la Géographi; Editorial Presses Universitaires de Francia-“Que sais-je?”; 1ª edición, en francés, 1942; 2ª edición, en francés; París, 1949.

[1]        Op. Cit. p.96.

[2]        Op. Cit. p.96-97.

[3]        Op. Cit. p.97.

[4]        Op. Cit. p.103.

[5]        Op. Cit. p.110.

[6]        Op. Cit. p.112