Comentario a: Geografía, Prolegómenos; de Estrabón. Del Libro I. Cap. III. Objeto de estudio de la geografía (4/)
Comentario a: Geografía, Prolegómenos; de Estrabón.
Del Libro I. Cap. III. Objeto de estudio de la geografía (4/).
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
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(7 nov 18).
Del Libro I. Cap. III. Del problema esencial de la geografía: su objeto de estudio.
La crítica de Estrabón a Eratóstenes no sólo es un exceso, sino un falseamiento de los postulados materialistas democritiano-aristorélicos, cuya naturaleza el idealista estoicista Estrabón no entiende; aún más, es aquí en donde a través de Estrabón, rescatamos, dicho solvuntur objeciones[a] por éste al criticar a Eratóstenes, la problemática más esencial de la teoría de la geografía, y citando a Estrabón:
“…dice Eratóstenes que él no ve qué ventajas reales tenga esta investigación [refiriéndose a las diversas formas de dividir los continentes], sino que esto es propio de los que viven discutiendo a la manera de Demócrito…” donde pudiendo decir, aún sin columnas ni muras, que “esto es Colito y esto es Melite[b], pero no podemos determinar sus límites”[1].
Eratóstenes, más allá del problema de la forma de la división de los continentes, por analogía, se está refiriendo al más profundo problema del pensamiento humano, planteado por Demócrito; esto es, el de entender qué es lo que hay entre dos infinitesimales átomos (en su acepción de partículas indivisibles últimas). Es decir, qué es eso sin “columnas ni muros” que podemos decir que está ahí (el espacio, el vacío), pero no podemos determinar sus límites (es decir, el quinto elemento, el ápeiron de Anaximandro).
Estrabón no entiende ni puede entender esa afirmación de Eratóstenes, ni como partidario del estoicismo para el que el pensamiento dialéctico de Leucipo (500-440 ane), en una de las más poderosas abstracciones como lo es la teoría de los átomos, o más aún, en el pensamiento de Demócrito (460-370 ane), que enfatizaba la necesidad del vacío entre los átomos, estaban muy fuera de su esfera de conocimientos filosóficos; ni como historiador, que subjetivamente quiere hacer la geografía a su pensamiento, no comprendiendo el heraclitiano devenir objetivo en el conocimiento geográfico; esto es, la variabilidad sustancial de su objeto de estudio, el espacio, que hasta entonces se debate entre el ser como el ápeiron, el quinto elemento, el vacío[c] como una forma más del movimiento de la materia; el ser aristotélicamente la extensión superficial de un cuerpo, o la estoicista contemplación cuantitativa, estable y concreta, del orden de cosas coexistente.
La crítica de Estrabón a Eratóstenes es, en realidad, un juicio entre dos cosas heterogéneas, en el fondo, tan ajenas entre sí, como el pretender una “geografía” estudiosa de los fenómenos, en última instancia, en tanto tales, integradores del hábitat humano, y una geografía estudiosa del espacio.
Estrabón no entiende a Eratóstenes en esa afirmación de éste sobre la necesidad delas divisiones y los límites, y a la vez de su negación; porque Estrabón no entiende, primero, la diferencia entre la división objetiva y concreta, y la delimitación subjetiva y abstracta; y segundo, la dialéctica del espacio entre lo determinado (Aristóteles), y lo indeterminado (Anaximandro, Demócrito); y, en consecuencia, más adelante Estrabón apunta lo siguiente:
“Y más tosco es todavía que el que dice que no ve qué fin práctico conduce a la determinación de los límites, traiga a colación a Colito y a Melite, y opine luego lo contrario”[2] (esto es, la queja de falta de “columnas y muros” que la delimiten).
Una página más adelante, Estrabón pone punto final a los prolegómenos en su Libro I.
[a] Solvuntur Objeciones (poner por delante las objeciones), es el método de exposición de los pensadores de la Ilustración, con el que, poniendo por delante las objeciones a las ideas explícitamente expuestas de Copérnico, Galileo, Kepler, Newton, etc; se da a conocer sus descubrimientos, aun cuando de manera explícita pareciera anatematizárseles para salvar l amenaza de la Inquisición. Aquí con Estrabón ocurre lo mismo, pero al revés.
[b] Colito y Melite, demarcaciones a manera de alcaldías o municipios.
[1] Op. Cit. p.121. Subrayado nuestro.
[c] El vacío, tratado luego por Kant y Hegel filosóficamente como “la nada”, de modo que para Kant, ese vacío es, no como un “algo” que existe en sí mismo, sino como la ausencia de las cosas; en tanto que para Hegel, significa el permanente movimiento ente el ser y el no-ser.
[2] Op. Cit. p.122. Subrayado nuestro.