Breviario Materialismo Dialéctico. Cap. V. Teoría del Conocimiento Materialista Dialéctica. 2) Teoría del conocimiento materialista dialéctica.
Breviario
Materialismo Dialéctico.
Cap. V. Teoría del Conocimiento Materialista Dialéctica.
2) Teoría del conocimiento materialista dialéctica.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
https://dimensionalidad.webnode.mx
13 dic 16.
Cap. V. Teoría del Conocimiento Materialista Dialéctica.
2) Teorías del conocimiento materialista dialéctica.
En el apartado anterior hemos visto el esquema general de la teoría del conocimiento materialista dialéctica, en los mismos términos que sus interpretaciones en el sistema filosófico idealista. No referiremos ahora aquí, al estudio del análisis que puede hacerse de su esquema general.
Del mismo, puede observarse que hay dos grandes etapas en el proceso del conocimiento: 1) aquella relativa a la conciencia sensorial, el conocimiento de lo concreto real por vía de la experiencia o vinculada a los aspectos empíricos (sensación, percepción, representación); y 2) aquella relativa la conciencia teórica, al conocimiento abstracto, vinculada a los aspectos racionales (conceptos, juicios, deducciones).
Al estudiar las etapas de la conciencia sensorial a manera de ese simple “darse cuenta” de la existencia de un mundo en derredor nuestro (fuera de nuestra conciencia e independiente de nuestra voluntad; a lo que Lenin se refería como “la contemplación viva”, lo que está operando ahí, son nuestras sensaciones a través de los órganos de los sentidos (vista, tacto, oído, olfato, gusto)*, mediante los cuales entran en contacto y relación con ese mundo exterior.
De ese momento de la sensación en que empíricamente (o por la experiencia) nos ponemos en contacto con lo concreto de la realidad objetiva, se pasa al momento en que la sensación se traduce en percepción. Con la sensación vemos, tocamos, olemos, oímos, degustamos; y hasta ahí, “algo ahí está” fuera de nuestro pensamiento; pero en la fase de la percepción, se nos forma una “imagen sensorial” que nos da la forma, estructura y características de los objetos (color, textura, aroma, sonido, sabor). Comienza así a “reflejarse” el objeto en el pensamiento, identificando las singularidades de la realidad objetiva, siendo la base, a manera de “modelo analógico” (o de comparación), para la distinción de otros objetos.
Se pasa así a una tercera fase del conocimiento sensorial: la representación, la imagen del objeto que en forma de síntesis de los mismos, se conservan en la memoria, susceptible de reproducirse en el pensamiento ya como la imagen misma, o bien mediante el concepto, independientemente de su existencia exterior, dando significado y sentido a los objetos (esto es, entendiendo su función objetiva en la actividad humana, que se expresa a su vez en la palabra).
Una vez que el objeto concreto real se convierte en objeto pensado en su representación, el conocimiento empírico da un salto al conocimiento abstracto, racional, en la formación del concepto que nos hacemos de dicha representación del objeto, identificando en el lenguaje las propiedades esenciales y secundarias del mismo, así como sus relaciones con otros objetos.
De ello se sigue el que el concepto se expresa en un juicio, que pone de manifiesto esas propiedades distintas del concepto: su carácter categórico universal o singular, su condición afirmativa o negativa, su naturaleza real, posible o supuesta (hipotética), etc; y principalmente sus vínculos y relaciones con otros conceptos.
Y de esas relaciones con otros conceptos, a su vez, dados en juicios, se forma la tercera fase de la etapa del conocimiento racional: la deducción.
Por deducción se entiende “conclusión”, en el sentido de una demostración (de, de, como contracción de derivar; y mostrare, exponer o poner por delante), derivación que se obtiene con arreglo a las leyes de la lógica (silogismo). Y justo es de esa estructura lógica en la que de la mediación entre un juicio con contenido de lo histórico (o premisa antecedente), y un juicio con contenido de lo lógico (premisa de tesis), se deduce un juicio consiguiente (conclusión), cuyo atributo es el ser un conocimiento nuevo, mismo que ya no viene directamente de la realidad objetiva concreta (sin dejar de estar conectada en el origen sensorial y la formación de conceptos, con ella), sino que aparece indirectamente como un producto teórico que emana de la actividad racional.
Al final, puede entenderse que ese conocimiento nuevo vino de la práctica social del ser humano en su actividad transformadora de la realidad, y, más aún, que es en esta actividad práctica en donde no sólo corrobora su veracidad, sino encuentra su significación social.
* Cuando se llega a hablar de un “sexto sentido”, particularmente existente en la mujer (incluso como una forma de comprensión de “lo que está en el fondo”), ello se refiere a la capacidad de intuición; esto es, a esa “contemplación viva” como conocimiento directo, pero en cuya comprensión no se opera como si por magia, sino sobre la base de un elemental acto empírico repetido múltiples veces con anterioridad, pero particularmente dirigida por una observación para un conocimiento indirecto, a manera de inferencia inmediata.