Breviario Materialismo Dialéctico. Cap. IV. Formalización Teórica del Materialismo Dialéctico. 4) Categorías Fundamentales. n) Necesidad y libertad.

10.12.2016 12:30

Breviario

Materialismo Dialéctico.

Cap. IV.  Formalización Teórica del Materialismo Dialéctico.

4) Categorías Fundamentales.  m) Necesidad y libertad.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

https://dimensionalidad.webnode.mx

04 dic 16.

 

Cap. IV.  Formalización Teórica del Materialismo Dialéctico.

 

4)      Categorías Fundamentales.

 

m) Necesidad y libertad.

 

                                 La necesidad, lo que ha de ser obligadamente sin que nada pueda impedirlo; y la libertad, el valor más apreciado por el ser humano en tanto que por él nada domina sobre de éste más que el dominio de sí mismo, y de él, sobre el mundo que le rodea.  Ambos conceptos en la filosofía dialéctico materialista son inseparables, como dos momentos de una misma cosa; esto es, que necesidad y libertad son “lo mismo”, sólo que tanto la libertad se ve “condensada”, completada, o generalizada en la necesidad; como la necesidad se ve desplegada en la libertad.

 

                                 De hecho, quizá el par de categorías más esencial en la disertación filosófica marxista.  Expresa la relación humana en su lucha por el dominio del mundo que le rodea y se le impone sometiéndolo y esclavizándolo.  A diferencia del idealismo filosófico, que primero rompe la conexión dialéctica entre ambos conceptos, y luego define cada uno por separado, entendiendo por “libertad”, la decisión o elección sin necesidad de justificación alguna (o “libre albedrío”), una libertad incondicionada, identificada con la voluntad del individuo, independientemente de cualquier factor externo a él; y supone la responsabilidad del sujeto y, por lo tanto, la valoración moral de sus actos.  En su forma de subjetivismo extremo, es expuesto así principalmente por la filosofía del existencialismo.

 

                                 La posición inversa, pero igualmente errónea, fue expuesta por el materialismo mecanicista, que negando en forma absoluta el “libre albedrío”, sujetaba al ser humano, a la vez, en una posición fatalista, a las condiciones absolutas de la necesidad; es decir, por las que éste quedaba, en todo caso, condicionado por las circunstancias del mundo que le rodea, no dependientes de él.

 

                                 La correcta definición se originó con Spinoza (1632-1737), cuando éste explicó la libertad en función de la necesidad.  La libertad, explicó Spinoza, no es sino la conciencia de la necesidad.  Hegel (1770-1831), retomó  a Spinoza desde un punto de vista idealista objetivo (metafísico), por el cual no es la necesidad objetiva la que determina en el sujeto, sino que es el “espíritu” el que, por su voluntad, condiciona la necesidad.  La definición científica final la dio Marx (1818-1883), entendiendo que si bien la libertad es la necesidad objetiva hecha conciencia, ello no basta, y el sujeto ha de luchar por resolver el objeto que le impone la necesidad.

 

                                 La necesidad objetiva -explica Frolov en su Diccionario de Filosofía-, existe en forma de leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad.  Las leyes no conocidas, se manifiestan como la “necesidad ciega”, tal como lo expresara Hegel, y es justo ello lo que más esclaviza al ser humano; ese desconocimiento de las leyes de la naturaleza y la sociedad, es lo que se vuelca sobre ella de manera hostil, inexplicable; pero una vez que hace conciencia de dichas leyes y entiende, comienza su dominio sobre lo que le oprime y esclaviza; y se da así, diría Engels (1820-1895), “el salto del reino de la necesidad al reino de la libertad”.

 

                                 De este modo, la limitación revolucionaria de apoyarse en el profundo conocimiento de la necesidad objetiva históricamente dada.  Esa liberación revolucionaria se “condensa”, completa o generaliza, en el conocimiento científico de la necesidad objetiva históricamente dada (es decir, que la libertad se resuelve bajo unas condiciones históricas concretas objetivamente dadas, y la lucha por ellas adquiere formas cuantitativa y cualitativamente superiores); como esa necesidad objetiva e históricamente dada, se despliega o desarrolla en la liberación revolucionaria (es decir, que la necesidad se resuelve en una forma, y adquiere formas cuantitativa y cualitativamente superiores).

 

                                 Así es como se impone la obligación en el análisis marxista, dialéctico materialista, de las relaciones que caracterizan la situación histórico concreta, que dan esas condiciones de necesidad objetiva.

 

                                 En el ámbito de fines del siglo XX y principios del siglo XXI, la fuerte influencia de la “posmodernidad” en sus variantes del “neomarxismo”, del existencialismo, del pragmatismo o de la “filosofía crítica”, que al considerar la realidad objetiva como algo amorfo, caótico, indeterminado e incierto, ha estado dirigida a desarmar intelectualmente a las masas, pues en esa realidad definida así, no hay análisis de condiciones objetivas concretas posible, pues las condiciones de necesidad objetiva sólo se refiere a la “necesidad ciega”.  De ahí que, como dice uno de los principales ideólogos de la “posmodernidad”, Edgar Morin, “de o que se trata es de avanzar en la oscuridad y en la incerteza”[1].

 

                                 Así, para alcanzar poco a poco los estadios de libertad, es obligado apegarnos a las condiciones de necesidad.  El deseo, lógicamente para alguien con conciencia social y posición de clase proletaria, será alcanzar el estadio de libertad de la sociedad socialista; pero ello pasa, primero, por la conciencia misma de esa necesidad, y segundo, por la conciencia de la necesidad de la realización de las condiciones económicas, sociales y políticas que lo presuponen y determinan su posibilidad real.

 

                                 Históricamente se ha demostrado, ya positivamente con la Revolución Rusa o la Revolución Cubana; o ya negativamente como con la Revolución China o en el caso extremo de Camboya; que alcanzar los estadios de la liberación socialista, pasa, primero, por el establecimiento de una democracia burguesa real que permita llevar a sus últimas consecuencias las posibilidades de la reivindicación de derechos sociales; y segundo, por formas más o menos radicales (según las circunstancias históricas concretas), de democracia popular*.

 

                                 Finalmente, este para de categorías y su relación dialéctica, aplicables en cualquier ámbito de una contradicción, adquiere una particular relevancia en el análisis de las conflictivas relaciones sociales y sexuales entre la mujer y el hombre, cuando se reclama de estadios de libertad para la mujer y condiciones de igualdad y equidad con el hombre.

 

                                 Producto del absurdo subjetivismo idealista, aparecen soluciones como las del “feminismo”, en lo cual se hace omisión de toda condición de necesidad y se apela al voluntarismo extremo; o soluciones como las de la moral religiosa, en donde domina el fatum (el destino fatal impuesto por Dios a cada sexo).  Analizar aquí, en esta compleja relación humana las determinaciones históricas concretas que hacen las condiciones de necesidad objetiva, es aún un problema, no sólo de nuestra sociedad en el marco capitalista, sino, en gran medida aún, en el seno de la sociedad socialista.

 

 


[1]        Morin, E; et al; Educar en la Era Planetaria; Editorial Gedisa; Barcelona, 2006; p.68.

*        Más aún, como se demuestra en los casos de Chile (1973), de México o Venezuela en esta segunda década del siglo XXI, cuando esa democracia burguesa real es fallida; ya por golpe de Estado como en Chile, porque la propia burguesía la violenta como en Venezuela, o bien fraudulentamente como en México, es susceptible de ser rebasada en los hechos por formas de democracia popular.