Breviario Materialismo Dialéctico. Cap. IV. Formalización Teórica del Materialismo Dialéctico. 3) Leyes. e) Ley de la negación de la negación.

14.11.2016 14:46

Breviario

Materialismo Dialéctico.

Cap. IV.  Formalización Teórica del Materialismo Dialéctico.

3) Leyes.  e) ley de la negación de la negación.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

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4 oct 16.

 

Cap. IV.  Formalización Teórica del Materialismo Dialéctico.

 

3)      Leyes.

 

                                e) Ley de la negación de la negación.

 

                                 La negación de lo que ya en sí mismo es una negación (p.ej. “no es cierto que no es, luego entonces, es”), da lugar a una afirmación.  Y ello gramaticalmente podrá parecer un “juego de palabras”, tal cual los teóricos burgueses reducen esta importante ley de la dialéctica, que entendida más allá de lo gramatical; es decir, en la naturaleza del ser de las cosas, implica el devenir de todas ellas y del movimiento mismo del Universo.

 

                                 La ley de la negación de la negación ya mencionada por Hegel en forma metafísica (ocurriendo todo ello en el exclusivo ámbito del espíritu), se refiere al movimiento y transformación, y como tal, a su vez, a las condiciones cuantitativas en cualitativas.  La ley de la negación de la negación es pues, una máxima generalización de la dialéctica del mundo, y es justo por ello que, en ese paso del conocimiento de lo general a lo particular, fue la primera ley de la dialéctica descubierta.

 

                                 Una negación dialéctica, más allá de un “no” gramatical, es aquello que se opone al progreso, al desarrollo; es aquello que tira en sentido inverso en forma retrógrada.  Es pues, la negación al movimiento en desarrollo a transformaciones cualitativamente superiores.  Así, la negación dialéctica, referida al devenir o mutabilidad espontánea de las cosas, tiene un alto contenido de historicidad, explicando las condiciones necesarias de la evolución de las cosas en el fenecimiento de lo viejo para dar lugar a lo nuevo cualitativamente superior, pero en el que se guarda un nexo con lo viejo, y ello implica, pues, la conservación simultánea en ello, de las leyes descubiertas luego por Engels, de la contradicción y de las transformaciones cuantitativas en cualitativas.

 

                                 Ello implica que algo que hoy es una negación en sí misma, en otro tiempo constituyó la forma más avanzada y cualitativamente desarrollada; pero que ahora, en otro tiempo, bajo la determinación de relaciones históricas concretas diferentes, se ha convertido en lo obsoleto.  Lo nuevo, lo que se afirma de esa negación de la negación, y por lo tanto con lo que lo negado guarda una relación, es ahora lo más avanzado y progresista, pero siempre sobre la base de eso negado, más en lo ineluctable de esta ley, en un tiempo futuro, eso nuevo se convertirá, a su vez, en lo viejo y en la negación de algo nuevo que florece y por lo que será reemplazado de manera necesaria.

 

                                 Esta ley permite explicar lo relativo de esos absolutos en que maniqueamente luego incurre; p.ej. de considerar que, como la burguesía y el capital son unos feroces explotadores del proletariado, esa negativa perversidad de ahora, ha sido en ellos así desde su origen, sin entenderse que su rapacidad es hoy así, en una negación en sí misma, pero que en otro tiempo, en su origen, fueron lo inverso y desempeñaron una función altamente progresista y revolucionaria; desde luego, en relación con las condiciones históricas concretas de ese tiempo, en que la negación como tal era la sociedad feudal.

 

                                 La ley de la negación de la negación permite entender ese absurdo oscurantista de la llamada “posmodernidad”, que por oposición simple, sin pretender guardar conexión ninguna con la modernidad, sin partir de ella como su base, desechándola de conjunto con todos sus aportes, esencialmente dados en la ciencia y en la técnica; pretende afirmarse a sí misma, no haciendo otra cosa, en realidad, que en una negación absolutista, devolvernos retrógradamente al oscurantismo del medievo.  Y de ahí que tal ideología profundamente reaccionaria, condenada por necesidad al fracaso, haga de la burguesía y el capital de hoy en día, una negación en sí misma.

 

                                 Tener presente en todo momento la ley de la negación de la negación, evitará hacer consideraciones mecanicistas en el comportamiento de los fenómenos, pudiendo entenderse en cada momento histórico de los mismos, su aspecto positivo, de avanzada, y su aspecto negativo, de conservadurismo y retroceso, lo cual significa entender la contradicción esencial y el proceso de sus transformaciones cuantitativas y sus saltos a las nuevas formas cualitativas, puesto que en la contradicción, uno de los opuestos ocupará esta posición de lo negativo en sí mismo, en tanto que el opuesto que lo contradice, así lo niega, y en esa condición de doble negación, este último opuesto se afirma como lo positivo.