Aplicación del Materialismo Dialéctico a la Teoría de la Educación. Objeto de Estudio y Clasificación de la Educación Popular en la Teoría Educativa General.

03.07.2017 12:23

Aplicación del Materialismo Dialéctico

a la Teoría de la Educación.

Objeto de Estudio

y Clasificación de la Educación Popular

en la Teoría Educativa General.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

https://dimensionalidad,webnode.mx/

(16 jun 17).

 

 

               Objeto de estudio y clasificación de la Educación Popular

               en la teoría educativa general.

 

                                           La primera aplicación de la filosofía del materialismo dialéctico, en cualquier caso, es hacia la determinación de la categoría fundamental; es decir, hacia la ubicación de ese concepto esencial siempre presente en toda la discusión teórica del tema en estudio, en este caso, de la educación o formación plena del individuo en sociedad y en una ideología proletaria socialista.

 

                                           Dicha categoría fundamental se constituye en el objeto de estudio; con ello empieza el desentrañamiento de todas las relaciones posibles, en este caso, del fenómeno de la educación, y de nuestro interés aquí, de la educación popular, y de ahí la importancia de tal determinación conceptual.

 

                                           Qué es, pues, eso, lo más general y esencial que invariablemente está presente en la discusión educativa.  A nuestro juicio, es ese  problema del conocimiento; ya no como problema filosófico en la teoría del conocimiento, sino, a partir de ello, en este caso la teoría del conocimiento materialista dialéctico en la teoría del reflejo, de un conocimiento dado metódica y sistemáticamente en un proceso educativo.  Esto es, no sólo un conocimiento que es adquirido por un sujeto cognoscente, sino que es dado por un educador.

 

                                           Alrededor de ello en un sinnúmero de conexiones, relaciones o vínculos, estarán los problemas de qué conocimiento dar o enseñar, como adquirir o aprender; de su justificación en el por qué esos conocimientos y no otros, como el hecho de aprenderlos en una forma y no otra; del para qué en esta posición ideológica materialista dialéctica y con cuál fin, en una problemática que no es tanto del presente como de los futuros inmediato y a largo plazo de nuestra sociedad.

 

                                           El conocimiento, pues, no “nace en la psique del sujeto” (en “lo crítico”), como afirman las posiciones pedagógicas idealistas, y se aprende cuando –dicen éstas–, a través de los sentidos, no es que se perciba la realidad, sino, que lo pensado, lo que está en la psique, se “proyecta”, “objetiviza”, o “reconoce” (empíricamente, en la experiencia) en la realidad amorfa, dándole significado y sentido.  Ese fundamento “crítico empiricista” es lo que hay de común en diversas variantes psicopedagógicas como el constructivismo, la pedagogía crítica, o la llamada pedagogía holística o global interactiva.

 

                                           El conocimiento –por lo contrario, de acuerdo con el materialismo dialéctico–, se forma en el sujeto a partir de la actividad empírica de los órganos de los sentidos en la interacción con la realidad objetiva, parte de la cual es la misma sociedad, reflejándose ella en el cerebro en forma de conceptos, juicios y raciocinios.  Se forma así, la llamada “conciencia empírica” (baconiana).  Pero, precisamente a partir de la actividad racional del proceso hipotético-deductivo mediante los juicios del silogismo, se forma el nivel de la “conciencia racional” (cartesiana); y el reconocimiento y aceptación de todo este proceso, forma el fundamento de una educación sociopedagógica.

 

                                           La diferencia esencial en esta división y clasificación de la educación, radica en que, mientras en el campo de la psicopedagogía lo que se considera como la base del proceso educativo es la conducta psicológica, inconsciente o “pulsiva” del individuo; que reclama de cada educador un habilitado en psicología el cual asume en su persona la responsabilidad del aprendizaje del educando, en la trascendencia de los “conocimientos innatos” o “a priori” de éste.  En el campo de la sociopedagogía, por su parte, la base del proceso educativo es la conducta moral o consciente del individuo, que reclama de cada educador una consciente posición ideológica y una amplia conciencia social y política, formando en la trasmisión del conocimiento, y en la responsabilidad y compromiso en el educando de su propio aprendizaje.  Y, evidentemente, la formación de esa responsabilidad y compromiso, va acompañada de la enseñanza de la ciencia y el método de la ciencia, que ha de satisfacer esa responsabilidad del sujeto por aprender.