Aplicación del Materialismo Dialéctico a la Teoría de la Educación. Formalización teórica de la educación: Didáctica.
Aplicación del Materialismo Dialéctico
a la Teoría de la Educación.
Formalización teórica de la educación:
Didáctica.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
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(3 jul 17).
Didáctica.
La Didáctica es la parte de la pedagogía que se refiere a los métodos y procedimientos de enseñanza; es pues, la parte operativa del proceso educativo.
El Estado, al imponer una normatividad en la educación (lo cual lo responsabiliza de todo lo que ocurra en ella, y que no puede dejar de ser así, sea el Estado capitalista, o sea el Estado socialista), impone, a su vez, una teoría pedagógica; pero la aplicación de toda teoría pedagógica supondrá una capacitación docente, no sólo para conocer la teoría, sino incluso, y principalmente, para operarla en la práctica.
Rige en esto un principio, más que “democrático” o de igualdad para todos los niños, un principio ético, por el que, moralmente, nadie debe ser tratado diferente en el proceso educativo, y se diseñan procedimientos iguales para todos. A nuestro juicio, en una sociedad en donde la desigualdad y la injusticia social es lo cotidiano, y mientras tal situación prevalezca, deben asumirse críticamente dichas prácticas educativas colectivistas o de socialización de la educación. “Críticamente” significa: “sometiéndolas al juicio del pensamiento científico”, y ello supone tener ese pensamiento como referencia, y el caso teórico del modelo didáctico aproximado a lo ideal, como base de comparación.
El descomunal problema teórico aquí -y para el cual podemos afirmar que al respecto no sabemos un ápice de este asunto para la Educación Básica-, es que dicho “modelo didáctico ideal”, en un fundamento filosófico-pedagógico materialista dialéctico, paradójicamente, se expresa como aquellos métodos y procedimientos que no pueden tomarse por definitivos o como las “formas de la educación real”, pues el principio esencial de la dialéctica, de partir de lo concreto objetivo, impone que sea la práctica misma de la educación, en sus abstracciones teóricas, la que vaya enriqueciendo ilimitadamente sus contenidos y sus normas.
En general, la aplicación dialéctica materialista a la educación, de acuerdo con el principio del reflejo objetivo de la realidad objetiva de la teoría del conocimiento marxista (o sea, el subordinar la opinión subjetiva a los hechos fieles dela realidad), es que debe partirse de la realidad concreta, aplicando el método de la ciencia: la observación dirigida; la descripción enumerativa y explicativa que permite discriminar lo esencial de lo secundario; y el análisis cualitativo desde el análisis comparativo o analógico, y el estudio de las propiedades y relaciones de las ciencias, como del análisis cuantitativo mediante la medición; el aplicar, por lo menos en la Educación Básica, el método de relación causal por concordancias para deducir la causa posible, y de ahí elaborar la hipótesis aprendiendo a plantear el silogismo (el recurso fundamental de la lógica); para, finalmente, obtener del conocimiento de lo abstraído de lo concreto real, volviendo nuevamente a aquello a ello como lo concreto pensado o deducido con la riqueza del conocimiento científico hipotético-deductivo en una explicación de síntesis de todo ese razonamiento, en el conocimiento ya de lo verdadero, ya de lo justo en lo bueno o malo, o bien de lo bello.
Es aquí donde cristaliza la identidad de la dialéctica materialista y la ciencia y su método, en esa unidad de opuestos en la que la dialéctica materialista se despliega en la ciencia y su método, como la ciencia y su método, se generalizan en los fundamentos filosóficos de la dialéctica materialista; de donde se hace real esa frase de Lenin, de que “la dialéctica materialista es todopoderosa, porque es exacta”, es decir, porque es científica.
Hasta aquí, esto es lo que podemos deducir desde el punto de vista teórico de la aplicación del materialismo dialéctico a la didáctica de la educación; pero debemos dejar ahora al estudioso normalista, poseedor de la experiencia concreta y objetiva de la Educación Básica, que sea el que opine al respecto.