Aplicación del Materialismo Dialéctico a la Teoría de la Educación. Categorías Fundamentales (3).

03.08.2017 14:44

Aplicación del Materialismo Dialéctico

a la Teoría de la Educación.

Categorías Fundamentales (3).

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

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(23 jun 17).

 

 

               Categorías Fundamentales (3).

                                          

                                           Socipedagogía y psicopedagogía.  Par de categorías de lo más general y esencial en la teoría de la educación, que entre fines del siglo XIX y principios del XX adquirieron significado.  Fue con el desarrollo de la psicología como ciencia en el ámbito del positivismo y empirocriticismo que se introdujo en la educación, primero, con los estudios de “epistemología genética” de Piaget (1896-1980), y luego con las teorías conductuales de Watson (1878-1958), y del “condicionamiento operante” de Skinner (1904-1990).  Con base en ello se fue formando la llamada “Escuela Nueva”, o la “Nueva Educación”, y para 1921, el primer psicólogo norteamericano, Grenville Stanley Hall (1846-1924), convocó al “I Congreso Internacional para la Nueva Educación”, con lo que se formalizó la educación con fundamentos en la psicopedagogía.

 

                                           Hasta entonces, y desde los tiempos de Comenio (1592-1670), hasta Pestalozzi (1746-1827), la educación sólo tuvo un fundamento que, por exclusión de la llamada “Escuela Nueva”, pasó a denominarse con la idea de la “Escuela Tradicional” de la “vieja educación”; y ello adquirió mayor relevancia, desde el momento en que, a partir de 1917 (cuatro años antes del “Congreso Internacional para la Nueva Educación”), al triunfo de la Revolución Socialista en Rusia, su propio sistema educativo de educación socialista a cargo de Makarenko (1888-1939), se criticó la teoría psicopedagógica, que éste calificó de <<supeditación a las veleidades de los niños>>, y sostuvo que en la educación socialista, por definición, sociopedagógica, , la sociedad, el Estado, el adulto, asumía la responsabilidad de la educación colectivista, de socialización, y comunista.

 

                                           Así, en tanto con el fundamento psicopedagógico de la educación, ésta se centra en la conducta determinada por la psique, es decir, inconsciente o “pulsiva”; con el fundamento sociopedagógico de la educación, éste se centra, por su parte, en la conducta determinada por la valoración moral; esto es, consciente, o en la responsabilidad del individuo con conciencia social.

 

                                           En México, la educación con fundamentos psicopedagógicos, se introdujo en la Reforma Educativa de 1940, con la teoría pedagógica del conductismo (el conocimiento identificado con el cambio de conducta), lo cual estuvo vigente por treinta años hasta la Reforma de 1970.  Luego hubo una transición de una década con la teoría psicopedagógica del pragmatismo (el conocimiento como el carácter utilitario de la práctica, de Pierce y James); y a partir de principios de los años ochenta, se adoptó la teoría psicopedagógica del constructivismo (el conocimiento como la “construcción” o trascendencia de las ideas), que duró unos treinta y cinco años, y que ahora se deja atrás con la Reforma de 2017, que retoma la teoría psicopedagógica del pragmatismo en la versión de Dewey, en el llamado “Modelo Dual” (del vínculo escuela-trabajo), donde nuevamente el conocimiento se identifica con lo utilitario empíricamente dado en la experiencia subjetiva del individuo.

 

                                           En contraposición a ello, el concepto de “educación popular” ha evolucionado de la escueta idea de la educación de masas, a la educación de la clase proletaria con una ideología socialista, por definición, con un fundamento sociopedagógico, donde el conocimiento se entiende como el conocimiento verdadero en tanto el reflejo objetivo de la realidad objetiva.

 

                                           Siendo la educación un fenómeno social (no psicológico ni del individuo), la sociopedagogía supone la necesidad de lo psicopedagógico para casos especiales, para individuos con una atención particular, y esa psicopedagogía será tanto más efectiva, cuanto menos reduzca al individuo al solipsismo (a la consideración de su existencia como única), y, por lo contrario, considera la situación social de éste.  De este modo, entre la sociopedagogía y psicopedagogía, es que un opuesto se transforma en el otro, o la forma en que un opuesto se desarrolla en el otro, tanto como uno generaliza al primero.