5. Consistencia Lógica del Desarrollo de la Geografía Sobre la Base de los Postulados de Eratóstenes: Las teorías de la “asimetría causal de rotación” y “simetría dimensional”. f) De la teoría del espacio en general, a la teoría del espacio en geografía

07.05.2019 12:32

5.  Consistencia Lógica del Desarrollo de la Geografía

Sobre la Base de los Postulados de Eratóstenes:

Las teorías de la “asimetría causal de rotación”

y “simetría dimensional”

f) De la teoría del espacio en general,

a la teoría del espacio en particular en geografía.

Luis Ignacio Hernández Iriberri.

https://dimensionalidd.webnode.mx/

 

  f)  De la teoría del espacio en general

      a la teoría del espacio en particular en geografía.

 

                                 Que en geografía en su campo de investigación en geografía teórica hubiésemos estado por mucho tiempo (casi los últimos cuarenta años), en la indagación de la teoría del espacio en general involucrándonos incluso en la física cuántica, se explica, porque, hasta los años ochenta, el espacio se definía, incluso como noción escolar, como “el lugar que ocupa un cuerpo” (una noción aristotélica), y en la filosofía dialéctico materialista que tomamos como fundamento propio, ésta adoptaba lo planteado por Einstein (1879-1955), y se definía como el “conjunto de propiedades espaciales de los cuerpos”, entre ellas su interacción o conexiones y relaciones en el “orden de coexistencias”.  Sólo en la intuición común, en la noción de espacio, se incluía vaga pero esencialmente, la idea del vacío; y ello es así, porque, con la autoridad de Einstein, el vacío no sólo no existía, sino incluso en general se identificaba con la metafísica “nada”.

 

                                 Con el paso del tiempo, visto ya de conjunto ese momento histórico de la segunda mitad del siglo XX, está claro que ese concepto de espacio era ya una noción que no resistía ante la necesidad de explicación en el avance de las ciencias.  El problema se reducía, en física, a dar un paso adelante de Einstein en el concepto de espacio; y en filosofía, a dar un paso adelante en la reinterpretación del enunciado en general de Engels, del espacio como “forma de existencia de la materia”, en donde la materia como lo sustancial de la realidad objetiva, dejara de interpretarse como “lo tangible” (la masa), y luego todo ello (la materia, la sustancia, lo tangible, y la masa, todo en una sola identidad), donde eso identificado como la sustancia, se contrapone, en una sutil tautología entendida como “variedad de la materia”, al campo, haciendo del campo, por oposición, “energía”, y ésta como algo no-sustancial y no “tangible”.

 

                                 El paso adelante de Einstein comenzó a darse en los años setenta cuando en la física cuántica se empezó a reconocer la existencia del vacío, y surgió en ella el llamado “Modelo Estándar”, que condujo al descubrimiento de los bosones “w” y “z”, de cuyas propiedades Peter Higgs sospechó la existencia de una partícula aún más elemental en la cual, de la energía del campo vacío, se generaba esas partículas con masa.

 

 

 

Gran Colisionador de Hadrones y Colisión de Partículas

 

                                 Para descubrir tal partícula se necesitaba de una alta energía para colisionar los protones y detectarla, y para mediados de los años noventa se comenzó a construir el “Gran Colisionador de Hadrones” (LHC), cuyas primeras pruebas se dieron a partir de 2008; y para el 2012, el 4 de julio de ese año, descubrir que tal partícula elemental, esencial, realmente existía, denominada como el “Bosón de Higgs”: un cuanto de energía del vacío, adquiriendo masa.

 

Representación del Bosón de Higgs transformándose

de estado campo en estado de masa

 

                                 Anticipándose a todo ello, ya desde los años sesenta con G. Kursánov, en su “Problemas Fundamentales del Materialismo Dialéctico”, comenzaron a elaborarse los ajustes filosóficos dialéctico materialistas para reconocer la existencia del vacío, donde el riesgo era incurrir en desviaciones metafísicas al vulnerarse ese correcto principio de la inseparabilidad del espacio y la materia, que confusa y erróneamente se extendía a la inseparabilidad del espacio y los cuerpos con masa, y razón por la cual el espacio como “forma de existencia de la materia”, se contraponía a los fenómenos sustanciales o “tangibles” (físicos, biológicos o sociales), como “formas de movimiento de la materia”, cuando que el espacio, reconocido como el vacío, además de “forma de existencia”, se hacía “forma de movimiento” de la materia.

 

 

Kuránov, G; Problemas Fundamentales del Materialismo Dialéctico, 1966.

 

                                 Al inicio de los años noventa se disolvió la Unión Soviética, y con ello se perdió el apoyo teórico en las definiciones filosóficas, y de ahí en adelante tuvimos que arreglárnoslo con nuestros propios conocimientos en la filosofía materialista dialéctica; y en tal condición, en una afirmación categórica a lo dicho inicialmente por Kursánov, lo primero que hicimos fue aceptar en la dialéctica materialista la categoría del “vacío” con todas sus implicaciones por cuanto, además de ser “forma de existencia”, se entendiese también, a su vez, como una “forma más del movimiento” de la materia, susceptible como tal, de ser “separable”, no de la materia (lo que sería metafísica), sino “separable” lo mismo de los estados discretos de la materia (las masas), que de los estados continuos de la misma (los campos); con lo que avanzamos en geografía hacia una teoría del espacio propio de la geografía, cuyo conjunto de propiedades esenciales aún no precisadas, no nos permitía definirlo, y de ahí la necesidad de esa hipótesis inicial que de manera elemental la fundamentamos en la geometría euclidiana tridimensional, luego asociada fructíferamente a una analogía con la teoría de la cristalografía.

 

                                 Aplicábamos ya esa geometría euclidiana tridimensional a la esfera terrestre concreta con lo que denominamos como “simetría dimensional” tratando de determinar objetivamente la correcta posición de los ejes y planos de simetría en ella, cuando (2012): 1) se dio la noticia del descubrimiento del “Bosón de Higgs”; y, 2) nos encontramos con el trabajo de G.N Katterfeld, “La Faz de la Tierra y su Origen”, 1962; con todo lo cual, tanto se comprobaba la existencia del vacío como forma de movimiento de la materia, propiedad esencial del espacio, y más aún de sus transformaciones de estado continuo en estado discreto; como con el trabajo de Katterfeld, con el cual en general coincide nuestra teoría del espacio geográfico, se verificaba objetivamente la propuesta del mismo en la geometría euclidiana tridimensional o “simetría dimensional”.  Pasamos así, desde ese 2012, de la teoría del espacio en general (en los fundamentos filosóficos y de la física), a la teoría del espacio geográfico en particular.

 

Logotipo del Blog: https://dimensionalidad.webnode.mx

creado en 2015 luego de no poderse recuperar el Blog: https://espacio-geográfico.over-blog.es/

dañado desde el Servidor a mediados de 2014.

 

                                 Entonces nuestro trabajo se volvió a interrumpir, como lo fue por la crisis económica de 1994, no recuperándonos hasta 2009; pero ahora como consecuencia de una represión política fascistoide del gobierno del D.F de aquel momento, por cinco años (2013-2017), que “misteriosamente” incluyó la destrucción por fuerzas oscurantistas del Blog: https://espacio-geográfico.over-blog.es/, en cuyos últimos artículos que publicamos, estuvieron precisamente, los comentarios al trabajo de Katterfeld; y no ha sido sino hasta ahora, con el inicio mismo de 2019, que retomamos de nuevo nuestro trabajo geográfico.

 

                                 Así, lo que teóricamente tenemos ya elaborado de la “simetría dimensional”, que va más allá de lo publicado; destaca ya con suficiencia las propiedades esenciales del espacio, por lo que, en principio, en sus rasgos filosóficos y físicos, nos es posible ya definirlo, esto es: “el espacio es el estado de vacío relativo en las dialécticas transformaciones de las conexiones y relaciones continuo-discretas”.

 

                                 En esta definición del espacio está implicada la categoría de “estados de espacio”, que introdujimos en la teoría del espacio en la segunda mitad de los años noventa, como necesaria abstracción y generalización, consistente con los estados continuos o discretos.  Y con ello, finalmente establecimos las bases de una teoría de la geografía científicamente fundamentada, con consistencia lógica desde los postulados de la geografía de Eratóstenes.

 

                                 Con esa definición del espacio en general, filosófica y físicamente, estamos pasando de la geografía teórica en investigación básica (fundamentos filosóficos), a la geografía teórica en investigación de punta (la búsqueda de las direcciones del conocimiento geográfico a partir de sus planteamientos más avanzados), donde esa definición significa precisamente el conocimiento más avanzado que fija las direcciones del conocimiento geográfico.  Es una definición “en principio”, lo cual quiere decir que, conforme la investigación se vaya dando, esta definición puede irse adecuando a lo más objetivamente determinado en función de sus propiedades cada vez más esenciales (tal como ocurrió con el concepto de espacio en general y del vacío).

 

                                 Pasamos, pues, ahora, además, a la investigación de la realidad objetiva y naturaleza del “espacio geográfico”, esto es, del espacio propio de la geografía, y esta debe empezar por la historia natural propia del mismo (paleogeografía), deduciendo y generalizando de dicha historia natural, las propiedades, regularidades, causalidad y esencia del “espacio geográfico”, el cual, finalmente, identificamos con la dimensionalidad.